Y No Quisiste!

“Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados! Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! Mat. 23:37

Una de las preocupaciones en el cristianismo del siglo XXI, es la actitud de mirar de reojo al judaísmo, y sentirnos que somos mucho mejores que ellos. Pero, ¿Realmente el cristianismo presenta al mundo un cuadro mejor que el judaísmo? Veamos: Al interior del judaísmo en tiempos del Nuevo Testamento (NT), se habían conformado varios grupos: 1. Los judíos de pensamiento liberal, 2. Los judíos de pensamiento conservador, 3. Los judíos de pensamiento ortodoxo, y 4. Los judíos de pensamiento radical. Ahora observemos la división del cristianismo: 1. Cristianismo ortodoxo oriental, 2. Cristianismo católico occidental, 3. Cristianismo protestante luterano, 4. Cristianismo reformado Calvinista,  5. Cristianismo católico inglés (que se rebeló y formó la Iglesia Anglicana), y 6. El cristianismo protestante radical.

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Historia del Gran Conflicto

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo…Gálatas 4:4

El gran conflicto entre  el bien y el mal surgió en el cielo, cuando un ángel llamado Lucifer generó una rebelión contra Dios. El profeta Isaías hace referencia a este caso diciendo: “Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana.” Isa. 14:12, y E.G. White comenta: “La historia del gran conflicto entre el bien y el mal, desde que principió en el cielo hasta el final de la rebelión…es también una demostración del amor de Dios.” Patriarcas y Profetas (PP), p. 11

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El Requerimiento de Dios

El tema de hoy es sobre la supremacía de Dios y describe el requisito que Dios estableció para vivir en su reino por la eternidad. Este requisito existió en el reino de Dios antes de la creación del mundo, y fue reafirmado cuando Dios creó a Adán y Eva. Israel, como pueblo especial, poseía un santuario, un sacerdocio y un código de ética conformado por leyes, mandamientos, decretos, estatutos y ordenanzas legítimas. Sin embargo, la supremacía de Dios (que era lo más importante), fue descuidada.

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