El plan financiero original de la Iglesia Adventista del Séptimo Día fue aprobado en 1859 y solo solicitó ofrendas semanales que en el caso de los hombres fue una contribución entre 0.05-0.25 centavos de dólar. Si tomamos en cuenta que el jornal de un trabajador equivalía a $ 1.00 (un dólar americano) por dia, el obrero que trabajaba cinco dias, ganaba cinco dólares. Al contribuir con 0.05 centavos, su contribución equivalía al 1% del ingreso, mientras que el que daba 0.10 centavos, estaba contribuyendo con 2% de su ingreso. Quién daba el máximo de 0.25 centravos, estaba contribuyendo con 5% de su ingreso. Durante los años 1850-1875 el mundo protestante estaba estudiando y discutiendo lo relacionado con los diezmos en Israel, y la conveniencia de adoptarlo en el cristianismo.
El plan de dadivosidad sistemática adoptado por la Iglesia de Battle Creek (1859) se mantuvo vigente por diecisiete años (hasta 1876), bajo la práctica de ofrendas. En 1876 la Asociación General tomó el acuerdo de solicitar a la feligresía descontinuar la benevolencia sistemática basada unicamente en ofrendas, y aplicarla incluyendo diezmos y ofrendas. Para los adventistas, diezmos significaba un 10% (diez por ciento) del ingreso, que es el significado bíblico correcto. Como es natural, el acuerdo de la Asociación General en cuanto a los diezmos produjo inconformidad. El creyente que estaba contribuyendo con 0.05 centavos semanal, ahora tendría que enviar 0.50 centavos (diez veces más). Es como si hoy día un feligrés que está entregando a la iglesia una contribución de ciento cincuenta dólares ($ 150,00 o su equivalente en la moneda de su país), la iglesia le indica que bajo el plan de diezmos, lo correcto es entregar mil quinientos doláres ($1.500,00).
No todos adoptaron el acuerdo de la Asociación General inmediatamente. La pregunta que debemos considerar es: ¿Cuál fue la opinión de Elena G. de White, durante esos años previos al acuerdo de la Asociación General? Al repasar sus escritos en relación con el tema de los diezmos y las ofrendas, encontramos que en ‘Testimonios para la Iglesia’, tomo 1, página 110 (edición de APIA), y bajo el título “Eres Guardian de tu Hermano” E.G. White escribió: “El 20 de noviembre de 1855, mientras me hallaba en oración, el Espíritu de Dios bajó repentina y poderosamente sobre mi, y fuí arrebatada en vision”. En este testiomonio E.G. White llama la atención al hecho que los creyentes estaban más concentrados en la adquisición de terrenos y propiedades, al punto de endeudarse tanto, que descuidaban la vida devocional y el dar una mano de ayuda a los hermanos más necesitados (caridad personal).
En 1859, E. G. White escribió el Testimonio # 5 “La Iglesia de Laodicea”, (tomo 1, páginas 171-180). Ella dijo:“Queridos hermanos y hermanas: El Señor nuevamente me ha visitado…vi que el testimonio que se dió a la iglesia de Laodicea también se aplica al pueblo de Dios actual, y que la razón por la cual no ha podido efectuar una obra mayor es por la dureza de sus corazones.” En este testimonio incluyó un comentario sobre el plan de dadivosidad sistemática (plan financiero que consistía en aportar ofrendas semanales). Este plan fue aprobado por la Iglesia de Battle Creek el 29 de enero, 1859. Ella escribió: “El plan de la dadivosidad sistemática está agradando a Dios.” (página 175).
El Testimonio # 6 que aparece en Testimonios para la Iglesia tomo 1, páginas 201-208 fue escrito en 1861. Incluye los testimonios: “La Dadivosidad Sistemática (pág. 201), “Los Pobres” (pág. 205) y “Un Mayordomo Deshonesto” (pág. 207). E.G. White escribió en relación con la dadivosidad sistemática que había sido aprobado dos años antes (1859) lo siguiente: “Algunos no se han unido al plan de la dadivosidad sistemática, excusándose porque tenían deudas. Sostienen que primero deben llegar a un estado en el que ‘no deban nada a nadie’. Pero el hecho de que se encuentren en deuda no constituye una excusa para ellos.” Este comentario apoya y anima a los creyentes en cuanto al plan de dar ofrendas semanales.
El Testimonio # 19 “Infidelidad en la Mayordomía” fue escrito el 17 de enero de 1870 en Battle Creek señala que hemos de dar cuenta de la mayordomía de los reursos financieros. Ella escribió: “Muchos han enviado en buena fe a la oficina fondos que les costó sacrificio obtener. Algunos, tanto hombres como mujeres han trabajado duramente, y han consagrado al Señor los recursos obtenidos por un trabajo duro y la más extricta economía, y los han enviado a la tesorería para el avance de su causa. Viudas pobres han enviado casi todo su sostén, confiando en que Dios las cuidaría…Enviaron su dinero a la tesorería de buena fe. El egoísmo y la mala administración han contribuído a malgastar esos fondos.” Testimonios para la iglesia tomo 2, pág. 505.
Es admirable observar cómo la pluma inspirada aclaró que en relación con la mayordomía de los recursos financieros la calle es de doble vía. Una es la via de los creyentes que hacen sacrificios para enviar sus contribuciones a la tesorería de la iglesia y se espera que en esta via (la de ida), se manifieste fidelidad, honestidad, integridad. Otra es la via de regreso, haciendo referencia a los que que tienen la sagrada responsabilidad de administrar esos recursos. Ellos (los que administran), también tienen que ser fieles a las instrucciones de Dios, también tienen que proceder con honestidad e integridad, manejando cuidadosamente los recursos. Aunque estamos ahora casi 150 años después de ese consejo, todavía la recomendación es válida. Aquí se hace referencia a lo sagrado con que se deben manejar las ofrendas, pues los diezmos, en 1870 aún no habían sido incorporados al plan de dadivosidad sistemática.
Finalmente llegamos al tomo 3 de los Testimonios para la Iglesia que fueron escritos durante los años 1872-1875. El Testimonio # 23 “La Iglesia de Laodicea” es un mensaje de amonestación para los dirigentes religiosos. Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea…E. G. White dice: “El Señor nos muestra aquí que el mensaje que deben dar a su pueblo los ministros que el ha llamado para que amonesten a la gente no es un mensaje de paz y seguridad. No es meramente teórico, sino práctico en todo detalle. En el mensaje a los laodicenses, los hijos de Dios son presentados en una posición de seguridad carnal. Están tranquilos, creyéndose en una exaltada condición de progreso espiritual. ‘Porque tu dices: Yo soy rico…y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tu eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo’. ¡Qué mayor engaño puede penetrar en las mentes humanas que la confianza de que en ellos todo está bien cuando todo anda mal! Testimonios para la Iglesia, tomo 3 página 279.
Los ministros del evangelio deben saber que la fidelidad y dadivosidad son resultados de una correcta rrelación del creyente con Dios. Si la conexión con la Fuente (que es Dios) no está bien, los resultados van a estar mal. Si multiplicamos la predicación y el énfasis sobre la fidelidad y la dadivosidad, o nos referimos a la urgencia de la predicación del evangelio en todo el mundo, creemos que esto automáticamente se revierte en fidelidad y dadivosidad. Lamentablemente las cosas no son así, pues los creyentes viven expuestos a un ambiente afectado por el síndrome de Laodicea (un síndrome es el conjunto de síntomas que caracterizan una enfermedad o una afección). Cuando no hay fidelidad ni dadivosidad, cuando los creyentes no tienen interés en asistir a los servicios de adoración, cuando no estudian la Palabra de Dios, cuando no representan con dignidad a su Dios en su presentación personal, el problema no está en lo exterior (lo que se ve). El problema está en el interior, su conexión y relación con la Fuente.
La iglesia y sus ministros, deben concentrarse en ayudar a los fieles, en su problema real, que es su problema espiritual. Los resultados, surgirán expontáneamente. No es lo mismo enfatizar en la iglesia local un programa de reavivamiento espiritual (donde el centro es y debe ser, la adoración y el conocimiento de Dios), que llenar las agendas con programas intensos de entretenimiento espiritual. Lo que el pueblo necesita es…el conocimiento Dios. “Mi pueblo fue destruído, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio. Ose. 4:6
Para leer el siguiente artículo haga click en Diezmos-6
___________________
El Instituto de Estudios Religiosos fue creado para ayudar a creyentes de cualquier denominación religiosa. Digite www.inter-religioso.com y comparta la información.