La Verdad sobre los Diezmos-6

Los Testimonios # 21-25 aparecen en “Testimonios para la Iglesia” tomo 3, páginas 420 y 449. Fueron escritos entre 1872-1875, e incluyen los primeros comentarios que E. G. White hizo sobre los diezmos (la iglesia como tal, no había incluído los diezmos todavía en el plan de benevolencia sistemática). Por esta razón es importante leer y analizar estos testimonios, porque serán de gran beneficio. Recordemos que desde 1850 hasta 1875 las iglesias Episcopales, Congregacionalistas, Bautistas, Presbiterianas y Metodistas, no seguían el plan del diezmo, pues lo consideraban algo que Dios estableció para el pueblo judío unicamente. Los pioneros adventistas salieron de esas Iglesias, y no estaban acostumbrados ni reconocían los diezmos como un requerimiento para el cristianismo.

Para mediados del siglo IXX (1850), estas iglesias estaban buscando la manera de financiar el establecimiento de las misiones en el extranjero, pues su fuente de recursos económicos basados en las ofrendas, no estaban alcanzado para cubrir los salarios de los pastores y los gastos de las iglesias. La Iglesia Adventista definió su plan financiero en 1859 basado en ofrendas, como lo hacían las demás iglesias protestantes de la época, y no era ajena a la discusión sobre los diezmos que se estaba desarrollando en el mundo protestante. E. G. White nada había comentado hasta entonces sobre el tema de los diezmos.

Vale la pena leer en Testimonios para la Iglesia, tomo 3, pag. 279 el Testimonio # 23 sobre “La Iglesia de Laodicea”. E.G. White comenta: “El Señor nos muestra aquí que el mensaje que deben dar a su pueblo los ministros que él ha llamado para que amonesten a la gente no es un mensaje de paz y seguridad. No es meramente teórico sino práctico en todo detalle…!Qué mayor engaño puede penetrar en las mentes humanas que la confianza de que en ellos todo está bien cuando todo anda mal!” El Testimonio # 24 que aparece en el mismo tomo 3 citado anteriormente, pág. 420 y bajo el título “Los Diezmos y las Ofrendas”, es de vital importancia, porque la iglesia estaba practicando la benevolencia sistemática por trece (13) años (1859-1872), basada en ofrendas semanales unicamente.

La Sra. White llama la atención acerca de los diezmos diciendo: “El plan de Dios en el sistema del diezmo es hermoso por su sencillez e igualdad. Todos pueden practicarlo con fe y valor porque es de origen divino…si todos lo aceptaran, cada uno sería un tesorero vigilante y fiel, y no faltarían recursos…” pág. 427 y 428. Observe que ella dice ‘si todos lo aceptaran’. Se expresa así, porque no todos habían entrado al plan de benevolencia basado en ofrendas semanales, y ahora se estaba ventilando la importancia de incorporar los diezmos. Gracias a la orientación profética, los diezmos fueron incorporados al plan de benevolencia sistemática a partir de 1876, mediante un acuerdo tomado por la Asociación General.

La Sra. White continuó señalando que el plan de benevolencia basado en ofrendas, si fuera practicado por todos, haría una gran diferencia. Dijo: “Si el plan de la benevolencia sistemática fuera adoptado por cada persona y llevado plenamente a cabo, habría una constante provisión en la tesorería. Los ingresos afluirían como una corriente continuamente alimentada por rebosantes fuentes de generosidad. El dar ofrendas es una parte de la religión evangélica (pág. 429). E. G. White hizo referencia a la parábola del mayordomo infiel (Luc. 16:2) “Da cuenta de tu mayordomía”, y luego citó la experiencia de los hebreos, afirmando que el sistema no era una carga para ellos, y que “el sistema ordenado a los hebreos no ha sido abrogado ni reducido su vigor por Aquel que lo ideó” (pág. 431).

Es de anotar que por mil ochocientos años (dieciocho siglos), el cristianismo no había incorporado el diezmo a su sistema de dadivosidad y todavía hoy, algunas denominaciones cristianas lo rechazan. En la página 434 describe como ejemplo al pueblo de Israel quienes daban hasta una tercera parte de sus recursos. Ella lo presenta como una ilusración. No está sugiriendo que debe ser practicado; tampoco dijo que no se podia practicar. Siendo que los creyentes apenas estaban ganando experiencia con dar ofrendas en forma sistemática, el siguiente paso sería la aplicación del diezmo. En la pág. 435 señala que no se debe hacer de la benevolencia sistemática una compulsion sistemática y si todos siguieran las indicaciones de Dios, no sería necesario hacer llamados conmovedores para quebrantar el egoísmo y despertar simpatías.

  1. E. G. White llama la atención al hecho de que el plan original dado a los hebreos no solamente cubría el sostenimiento del ministerio levítico con un diez por ciento (10%). También incluía otro diez por ciento (10%) para el cuidado de las viudas, los huérfanos, los pobres y los extranjeros (pág. 438). Esto era adicional al plan de ofrendas que Dios estableció desde el Edén. El segundo diez por ciento no era entregado al santuario para que lo manejaran los levitas. Los levitas administraban el primer diezmo, pero el segundo diez por ciento (o segundo diezmo) para caridad personal, era reservado y administrado por la familia. En algunos años este segundo diezmo se podía usar para facilitar la asistencia a las fiestas religiosas en Jerusalén.

Ella también incluyó una declaración categórica para aquellos que argumentan que son demasiado pobres para dar el diezmo. Dijo: “Si somos demasiado pobres para devolver fielmente los diezmos que él require, somos ciertamente demasiado pobres para vestirnos costosamente y comer con lujo.” pág. 441; también añadió “Este sistema del diezmo era una bendición para los judíos; de lo contrario, Dios no se lo hubiera dado. Así también será una bendición para quienes lo practiquen hasta el fin del tiempo.” (pág. 444). Resumiendo, los diezmos fueron incorporados a la benevolencia sistemática de la Iglesia Adventista, gracias a la orientación profética. A partir de 1876, la Iglesia Adventista comenzó a practicar la benevolencia sistemática basada en diezmos y ofrendas, plan que continua hasta el dia de hoy.

Para el año 1875 algunas de las Iglesias protestantes favorecían ya la aplicación del diezmo como fuente de recursos para apoyar la predicación del evangelio. La Iglesia Adventista fue una de las primeras en adoptar este plan en 1876 y la Iglesia Bautista lo adoptó veinte años después. Aunque algunas iglesias como la bautista, la adventista, los mormones, adoptaron el sistema del diezmo, su interpretación y sus criterios en cuanto al uso del diezmo son diferentes. Por ejemplo, la Iglesia de los Santos de los Últimos Días (Mormones), administra sus iglesias por medio de los ancianos locales y no tiene pastores. Los mormones utilizan los diezmos para construcción de templos y capillas. Otras iglesias que usan el término diezmo, no lo aplican en su significa correcto que quiere decir diez por ciento. Solicitan una cantidad nominal que no equivale al diez por ciento.

Para leer el siguiente artículo haga click en Diezmos-7

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Antes de concluir esta serie de artículos sobre el diezmo, tendremos que considerar qué involucró la transferencia del judaísmo al cristianismo. Las cosas que permanecieron, las cosas que se modificaron, las cosas que se eliminaron y las cosas que se añadieron. Sus opinión y comentarios pueden ser enviados a la siguiente dirección electronica:  nino@andrews.edu

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