LA MISIÓN DE LA IGLESIA-1

Pr. Mario Niño, DMin.

¿Cuál es la verdadera misión de la iglesia? Para comprender esta pregunta de investigación es necesario aclarar el significado de misión que el “Pequeño Larousse Ilustrado” en su edición del 2015, describe en siete diferentes significados; entre ellos: “Obra que una persona o colectividad se sienten obligadas a realizar. En nuestro caso, estaremos usando la frase ‘declaración de misión’ que es lo mismo que decir declaración de propósito o declaración que ‘una colectividad se siente obligada a realizar’. Nos interesa saber cuál es la misión de Israel, para compararla con lo que está realizando la iglesia cristiana. 

Cuando Dios necesitó establecer una nación donde Él pudiera ser supremo, no escogió a ninguna de las naciones que estaban establecidas en la cuenca del Mediterráneo. Podría haber seleccionado a Egipto, Siria u otra. Pero no lo hizo. Tanto la filosofía de vida como la religión de esas naciones estaban alejadas de los parámetros divinos. Por eso, llamó Dios a Abram de Ur de los Caldeos y le dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela…a la tierra que te mostraré, y haré de ti una nación grande, y te bendeciré…y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.” Gen. 12:1-3.

Con Abram, Dios decidió establecer una nueva nación y una nueva religión, (la religión hebrea conocida hoy como religión judía). Dios quiso mostrar la diferencia entre una nación guiada por el orgullo y la suficiencia propia, y contrastarla con una nación guiada por los principios y valores eternos. El pueblo hebreo se formó en Egipto, y de allí salió rumbo al Monte Sinaí, donde Dios declaró la razón por la cual los había seleccionado. Les dijo: “Yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.” Lev. 11:45. Esta es la declaración de misión o declaración de propósito para el pueblo de Israel.

La misión dada al pueblo de Israel define cuatro elementos básicos, de los cuales dos de ellos son expresados  en el texto bíblico y los otros dos están tácitos o sobre entendidos. Veámoslos: El texto bíblico señala en primer lugar (1) La sumisión del hombre para permitir la supremacía de Dios. En segundo lugar (2) Debían recorrer el camino de la santidad. En el primer punto sobre ‘La supremacía de Dios’, se enfatizó el concepto monoteísta de un solo Dios verdadero, en contraste con el concepto politeísta de las demás naciones. En el segundo punto se señaló la necesidad de que el pueblo practicara la santidad. Estas dos premisas generarían una transformación en la vida de los hijos de Israel, que se convertirían automáticamente en un (3) testimonio ante las naciones; ese testimonio generaría curiosidad, interés y deseo de conocer más acerca del Dios de Israel, y (4) los israelitas tendrían la oportunidad de aclarar, enseñar y predicar acerca del Dios YHWH (Yaveh o Jehová), a quién conocían por experiencia personal).

Lamentablemente las cosas no salieron como Dios las había programado. La nación, cuyo gobierno sería teísta, quiso ser como las otras naciones pidiendo un rey. Dios lo permitió aunque sabía que no iba a funcionar. Así fue como Saúl (1.051 a.e.c.), David (1.011 a.e.c.) y Salomón (971 a.e.c.) reinaron sobre el pueblo de Israel como una nación. A la muerte de Salomón Israel se dividió en dos reinos: El Reino de Israel (formado por diez tribus) y el Reino de Judá formado por las tribus de Judá, y Levi y Efraim. A partir de entonces se generó un desorden espiritual y religioso donde la mayor parte del tiempo Dios ya no era el Dios de Israel, y sus reyes (tanto el del norte como el del sur), tomaron caminos que perjudicaron al pueblo deshonraron a Dios. El profeta Oseas hablando a las diez tribus del norte dijo: “Mi pueblo fue destruído, porque le faltó conocimiento…y será el pueblo como el sacerdote: Le castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras.” Ose. 4:6,9.

Muchos años pasaron en este experimento. Finalmente vino el Enviado de Dios (el Mesías), y antes de finalizar su ministerio pronunció un mensaje increíble: “Os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.” Mat. 21:43. Luego, con el mismo grupo de judíos con el que había iniciado su movimiento de restauración y de reavivamiento espiritual, fue consolidando las bases para practicar la verdadera religión hebrea. En realidad no era la religión hebrea la que estaba mal o no era funcional; fueron los dirigentes religiosos judíos los que estaban mal y los que no cumplieron con sus resposabilidades.

Si se observa con detenimiento, fue la ‘falta de frutos’, (o falta de resultados), lo que demostró que el plan de Dios no se podía cumplir con el Israel literal. Por ello, se transfirió el reino de Dios a un grupo de judíos que aceptaron a Jesús como el Mesías, y que conformaron la iglesia apostólica en el primer siglo de la era cristiana. La transferencia no fue literal en todo el sentido de la palabra, porque Dios vió necesario cambiar el modelo (paradigma). Entre las leyes dadas a Israel (leyes sociales, civiles, litúrgicas, morales, económicas, etc.), las leyes civiles no se transfirieronporque el cristianismo no se organizó como una nueva nación o un nuevo estado político. Las leyes rituales que a través de holocaustos anunciaban la llegada del Cordero de Dios, tampoco se transfirieron porque ya habían cumplido lo anunciado. La ley moral de los Diez Mandamientos se transfirió en forma total, reafirmando la supremacía de Dios descrita en el primer mandamiento Exo. 20:1-3. Dios también tenía que ser supremo en el cristianismo, así como se había establecido su suprmacía en el judaísmo.

La misión dada al cristianismo mantenía la validez de la misión original e incluiría la proclamación del evangelio en todo el mundo. Marcos por inspiración divina registró: “Id por todo el mundo y predicad (gr. kerusso) el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; más el que no creyere, será condenado.” Mar. 16:15,16. Este texto no está indicando que la misión original se anulaba para crear una nueva misión. Simplemente la misión original se reorientaba de un énfasis centrípeto (tendencia que va de afuera hacia el centro), a un énfasis centrífugo (tendencia que va del centro hacia fuera). Así, la misión de la iglesia incluiría: 1. La supremacía de Dios, 2. Recorrer el camino de la santidad, 3. Dar testimonio a las naciones, y 4. Proclamar el evangelio a todo el mundo.

Lamentablemente el cristianismo se desvió del sendero trazado por Dios y se fue por la vía más fácil, dando a entender que la misión de la iglesia era “solamente” la predicación del evangelio. Asi que la pregunta de investigación que usted debe analizar es: ¿Anuló Dios la misión original dada a Israel? Si su respuesta es positiva o negativa, debe demostrar el soporte bíblico y la sustentación teológica. Si la supremacía de Dios no es una realidad en el cristianismo, tampoco se verán los frutos o resultados anhelados. ¿Qué se logró entonces con el cambio del judaísmo al cristianismo, si el cristianismo tampoco da los frutos esperados? Un judaísmo sin frutos y un cristianismo sin frutos, muestran que la situación es la misma.

La predicación no debe estar centralizada en la sicología, la sociología o la fisiología. Debe estar enfocada en Dios! Una predicación que explique  ¿Quién es Dios? está en línea con la misión original dada al pueblo de Israel. Por ello, el comprender cuál es la verdadera misión de la iglesia va a cambiar las prioridades en la agenda de la iglesia y en las agendas personales de los dirigentes religiosos. La compresión de este tema es urgente e  importante! Recordemos el consejo a Laodicea: “Te aconsejo que de mí…compres oro.”

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Le recomendamos leer también el artículo “Y no quisiste”, que lo encuentra en www.inter-religioso.comventana Español.

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