Por Mario Niño, DMin.
La lectura de la Biblia ha traído inspiración y consuelo a miles de personas, pero leerla, no es suficiente; es necesario estudiarla. En nuestros dias las iglesias cristianas animan a sus feligreses a leer y estudiar la Biblia, pero poco se instruye acerca de cómo estudiarla. ¿Por dónde comenzar? ¿Qué vamos a investigar? Cuando Felipe le preguntó al eunuco etíope: ¿Entiendes lo que lees? La respuesta fue: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” Hech. 8:30,31. El método cronológico es un buen método para el estudio de la Biblia porque organiza el estudio de la Biblia analizando en primer lugar, las cosas que ocurrieron primero.
Desde la creación hasta el diluvio la comunicación de Dios con el ser humano fue verbal Gen. 3:9,10. A partir del establecimiento de Israel como pueblo especial, la comunicación divina fue verbal-y-escrita. Alrededor del año 1500 a.e.c. (antes de la era común), la revelación que Dios impartió al pueblo de Israel se hizo por intermedio de Moisés, y se reconocen como las Escrituras Hebreas. Se utilizaron los idiomas hebreo y arameo, idiomas semíticos del área de Mesopotamia. Los libros que se escribieron en pieles de animales limpios (heb kosher), se juntaron para formar un rollo. Los traductores, para facilitar la comprensión y tomando en cuenta los tiempos actuales, usaron la palabra libro, en vez del término literal: rollo.
Los libros escritos por Moisés, son: Génesis en1500, que cuenta la historia de los orígenes de la humanidad y del pueblo de Israel. Éxodo en1440, el libro de la legislación. Levítico en 1440 que trata de las instrucciones sobre el santuario, y Números en 1410, que describe las instrucciones sobre el campamento y los deberes de los levitas. Cinco años mas tarde en 1405 por indicación de Dios, Moisés escribió el libro de Deuteronomio (heb devarim), que es el resumen o compilación de los primeros cuatro libros. Este libro fue escrito para la nueva generación de hebreos que habían nacido en el desierto.
Los cinco libros constituyen la torah (palabra hebrea que significa instrucción, enseñanza, ley), y que se convirtió en el código de ética, que indicaba cómo debían vivir los israelitas como pueblo especial. Estas leyes, mandamientos, decretos estatutos y ordenanzas no eran un parámetro de salvación para determinar quién se salva o quién se pierde. Eran un manual de conducta acerca de cómo vivir en comunidad, en armonía, en paz. La salvación de los seres humanos se determinó antes de la fundación del mundo, como lo afirmó el apóstol San Pablo en Efe.1:4, cuando ni siquiera existían los seres humanos.
Por cerca de 500 años, los cinco libros de Moisés fueron reconocidos como leyes e instrucciones de Dios para Israel. Esos libros conformaron la primera Biblia hebrea. En nuestras Biblias, los libros de Moisés aparecen como la primera sección del Antiguo Testamento. Esta primera sección es importante, porque describe: 1. Quién es Dios. 2. Cuál fue el problema que surgió en el reino de Dios y 3. Cuál fue la solución de Dios al problema. Es necesario comprender esta primera sección y la manera más práctica de leerla es comenzar por el libro de Deuteronomio, porque contiene el compendio de los cuatro primeros libros de Moisés. Además, esta opción es más atractiva e interesante para la juventud.
A partir del año 1000 a.e.c., se fue conformando la segunda sección de la Biblia Hebrea, con los libros de los profetas, y luego, la tercera sección denominada “Los Escritos”, formada por los libros históricos y de sabiduría. Preguntamos: ¿Cuál es la diferencia entre la primera sección de la Biblia Hebrea y la otras dos secciones? Podríamos responder que en la primera sección Dios indicó las instrucciones acerca de cómo se debe vivir en comunidad. Dios está diciendo, “Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecho, ni tampoco torzáis a la izquierda”. Isa. 30:21. En las otras dos secciones, se describe qué ocurrió cuando Israel intentó seguir las instrucciones de Dios, y qué sucedió cuando las ignoró. Más de cien años después, en el 605 a.e.c. Jeremías escribió: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestrras almas.” Jer. 6:16.
Todas las instrucciones, leyes y enseñanzas de Dios que según los eruditos hebreos fueron 613, se pueden resumir en diez declaraciones que las conocemos como la ley moral o los Diez Mandamientos. Podríamos a su vez reducirla a dos declaraciones: “Amarás al Señor tu Dios…y amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mar. 12:28-31. San Mateo añade que de estos dos mandamientos, depende toda la ley (heb torah), y los profetas (heb nebi’im, segunda sección de la Biblia Hebrea). Todo esto descansa sobre el soporte fundamental que es el amor de Dios, y que a través de los dos principios reguladores “hacer justicia y amar misericordia” Miq. 6:8, impiden al hijo de Dios, cometer injusticias y generar sufrimiento.
Moisés en el año 1405 a.e.c., resumió las instrucciones de Dios, cuando dijo: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? Deut. 10:12,13. Algunos tienen la idea que Dios le dió descuentos especiales al cristianismo, y que no exige el cumplimiento de ninguna ley, ni estatuto, ni mandamiento. ¿Cree usted que un Dios de justicia podría poner las cosas difíciles para los del Antiguo Testamento, y fáciles para los del Nuevo? Los principios y valores de Dios en el Antiguo Testamento también se aplican en el Nuevo Testamento porque principios y valores son eternos y son aplicables a cada cultura alrededor del mundo.
Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos en el griego común (koiné), durante el primer siglo de la era cristiana. Cuando Cristo dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi.” Juan 5:39, se estaba refiriendo a la Biblia Hebrea versión Septuaginta (o versión de los Setenta), que es la principal versión de la Biblia Hebrea traducida al griego por orden del rey Ptolomeo II Philadelpho (284-246 a.e.c.). Los libros del Nuevo Testamento no se habían escrito todavía pues se escribieron entre los años 44-95 e.c. La organización del canon neo-testamentario se concretó dos siglos después de escribirse el último libro del Nuevo Testamento.
Las secciones del Nuevo Testamento son cinco: 1. Los Evangelios, 2. Cartas Paulinas, 3. Cartas Generales, 4. Libro Histórico, y 5. Libro Profético. Fue el arzobispo inglés Stephen Langton (1150-1228 e.c.) arzobispo católico romano de Canterbury (Inglaterra), quien introdujo la división de la Biblia en capítulos y versículos, tal como la conocemos hoy. Él estudió y enseñó teología en París. Cuando la Iglesia Católica de Inglaterra se independizó del Papa y se convirtió en la Iglesia Anglicana, Langton se convirtió en arzobispo anglicano. La Catedral de Canterbury es hoy patrimonio de la humanidad, según declaración de la UNESCO.
Tenemos hoy la fortuna y el privilegio de tener traducciones de la Biblia en muchos idiomas, de modo que podemos leerla en nuestra propia lengua. Además, hay herramientas disponibles, que nos facilitan la comprensión y el estudio de la Biblia, a fin de conocer lo que Dios espera de cada ser humano.
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Excelente apoyo para el estudio y comprensión de las Sagradas Escrituras, gracias por vuestro compartir y enseñanzas. Millares de bendiciones y que El Eterno, les siga concediendo humildad y sabiduría de lo Alto.
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