Aunque no siempre tenemos una explicación para todos los movimientos y decisiones misteriosas de Dios, debemos estar conformes solo con el conocimiento revelado. Sin embargo, podemos recopilar los fragmentos y atar cabos para comprender el por qué si, o por qué no. Aunque en la antigüedad no había un registro estricto sobre los nacimientos, los historiadores han identificado el año 5 de la era cristiana (e.c.) como la fecha posible. Si esto es así, Saulo celebró la ceremonia del Bat-Mizvah en el año 18 e.c. al cumplir los trece años de edad. La ceremonia del Bat-Mizvah era el momento cuando se declaraba al joven israelita “hijo de la Ley” y por lo tanto era responsable por respetarla, aplicarla y defenderla. Los padres judíos asumían la responsabilidad espiritual de su hijo desde el nacimiento hasta los doce años de edad,
Saulo escuchó hablar de la llegada del Mesías y de su bautismo en el año 27 e.c. a la edad de veintidós años. Sin embargo, había algo extraño que ponía en duda la credibilidad sobre Jesús como el Mesías, porque en el judaísmo los niños que nacían de una madre judía eran automáticamente judíos y formaban parte del pueblo de Israel; en el judaísmo se bautizaban los prosélitos -es decir los gentiles o no-judios, que querían formar parte del pueblo Dios. El bautismo no era requerido para los que eran legítimamente judíos. Saulo no entendió ¿Cómo es que este Rabí de Galilea se identifica como Mesías y al mismo tiempo s bautizado como si no fuera judío? Algo no encajaba bien de acuerdo con la historia y la tradición judías.
Se enteró de la crucifixión del “falso” mesías en el año 31 e.c. a la edad de veintiséis años y presenció el apedreamiento de Esteban en el año 34 e.c. a la edad de veintinueve años. Él formaba parte de una familia de artesanos judíos y se identificaba con la secta de los fariseos, la cual no estaba alineada con los ortodoxos de la extrema derecha, ni con los saduceos de la extrema izquierda. Los fariseos eran un grupo de judíos conservadores. Saulo hablaba griego, latín, hebreo y arameo con una sólida formación teológica, jurídica, mercantil y lingüística. Era el hijo brillante y distinguido que cualquier madre judía se sentiría orgulloso de mostrar; además de su devoción, consagración, y compromiso para defender el judaísmo ante cualquier ataque o amenaza, como se proyectaba con la nueva secta de los seguidores del Cristo (Mesías). A manera de burla, se los llamó cristianos a los seguidores de esta secta.
Todo marchaba viento en popa para Saulo, hasta el día que se convirtió al cristianismo en el año 36 e.c. a la edad de treinta y un años cuando se dirigía a Damasco en su plan de perseguir y tomar presos a los cristianos para traerlos a Jerusalén. Dice la escritura: “Al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” Hech. 9:2-5. Entonces se llevó la gran sorpresa de su vida. Cayó al piso como Saulo, pero se levantó como Pablo. En cuestión de segundos su mente le permitió atar cabos y comprendió gracias a sus amplios conocimiento del judaísmo, que era él mismo -Saulo de Tarso, quien estaba equivocado. Esto generó una indignación contra los dirigentes judíos que le habían perjudicado al no conducirlo por la ruta verdadera.
El Señor le aclaró a Saulo la diferencia entre el auténtico judaísmo y lo que se estaba practicando. Pareciera como si el Señor aprovechara el momento para decirle, ‘Saulo, las cosas no son así.’ El judaísmo se desvió en esto, y esto. En vez de estar yendo en la ruta ascendente hacia la Canaán celestial, algunas cosas en el judaísmo van en contravía o cuesta debajo de acuerdo a lo indicado por Dios. En vez de hacer notables progresos en el camino de la santidad, la situación era cada vez más lamentable. No fue la religión judía la que falló o estaba mal; fueron los dirigentes judíos: “El pecado de una nación y su ruina se debieron a los dirigentes religiosos.” E. G. White, PVGM, pág. 250.3 Pablo regresó a Damasco en el año 39 e.c. y durante los años 49,50 residió en Antioquía de Siria desde donde asistió al Concilio de Jerusalén.
En su segundo viaje misionero 50-53 e.c. visitó Atenas y pronunció en el Aerópago su famoso discurso: “Al Dios no Conocido.” Hech. 17:16-23. En los años 53, 54 y 58 visitó Éfeso donde se generó el tumulto que provocó Demetrio al incitar a la multitud con la proclama: “Grande es Diana de los Efesios.” Hech. 19:28-32. Durante los años 61-63 vivió en Jerusalén, parte en la prisión y parte en libertad condicional. En el año 66 e.c. fue nuevamente detenido, condenado a muerte por decapitación y no por crucifixión, por ser ciudadano romano. Pablo vivió sesenta y un años, de los cuales treinta dentro del judaísmo y treinta en el cristianismo; el último año fue decapitado. Podemos comprender la determinación, la garra, el ímpetu de Pablo para tratar de recuperar los años perdidos en el judaísmo y advertir ahora a las multitudes de los peligros por interpretar erróneamente las Sagradas Escrituras.
El error del judaísmo fue, no haber seguido la misión original dada en el Monte de Sinaí: “Yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis santos, porque yo soy santo.” Lev. 11:45. En esta declaración de propósito Dios expresó Su soberanía y autoridad. Ordenó que el pueblo debía recorrer el camino de la santidad ilustrado en forma didáctica en las secciones del santuario: Atrio, Lugar Santo, y Lugar Santísimo. Cuando el Señor Jesús declaró: “Por tanto os digo, que el reino de los cielos será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.” Mat. 21:43 transfirió el reino de Dios a otro grupo de dirigentes judíos, y lo primero que se transfiere en una situación así es, la declaración de misión o declaración de propósito. No existe un texto bíblico donde Dios indique la anulación de la declaración de misión o declaración de propósito que dio en el Monte Sinaí. La realidad es que Dios no puede anular esa misión porque se estaría anulando a sí mismo.
Los teólogos protestantes creyeron que el Antiguo Testamento es el antiguo pacto y tenía que ver únicamente con los judíos. Esta interpretación es incorrecta, es falsa. El mundo protestante declaró que la gran comisión de proclamar el evangelio a todo el mundo era la misión de la iglesia, y ha estado ignorando la verdadera misión de la iglesia que enfatiza la soberanía de Dios y la necesidad de enfatizar la importancia de la santidad requerida por Dios.
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“CONOCIENDO EL MUNDO DE LAS RELIGIONES Y LAS RELIGIONES EN EL MUNDO
word: inter/magazine/bookofromans/porquésaulosi?-1 sp Revised Feb. 9, 2021