La misión dada al cristianismo mantuvo la validez de la misión original y el Señor destacó la proclamación del evangelio en todo el mundo cambiando el modelo dado a Israel. El Evangelio de Marcos en el 55 e.c. por inspiración divina registró: “Id por todo el mundo y predicad (kerusso) el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; más el que no creyere, será condenado.” Mar. 16:15,16. Este texto no dice que la misión original se anulaba para crear una nueva misión. La misión original con un énfasis centrípeto (de afuera hacia un centro), captaría el interés de las naciones y buscarían el conocimiento de Dios Zac. 8:20-23. Con el cristianismo el Señor indicó el modelo centrífugo (del centro hacia fuera). Así, la misión de la iglesia sería: 1. Re-establecer la soberanía de Dios, 2. Seguir el camino de la santidad, 3. Dar testimonio ante las naciones, y 4. Proclamar el evangelio en todo el mundo.
La gran comisión de proclamar el evangelio en todo el mundo, no anula la mis ión original dada a Israel. ¿A cuál evangelio hacemos referencia? Al evangelio eterno, es decir las ‘buenas nuevas’ que fueron buenas en el tiempo de Adán y Eva, y fueron buenas en el tiempo de los patriarcas y profetas, y en el tiempo de los apóstoles y todavía son buenas para quienes vivimos en el presente siglo. Lamentablemente el cristianismo desde el siglo IV se desvió del sendero trazado por Dios y con la victoria de Constantino en el Puente Milvio en el 312 e.c., Constantino llegó a ser el amo absoluto de la parte occidental del Imperio Romano. Doce años después en el 324 e.c. en Crisópolis, las tropas de Constantino vencieron a Licinio permitiendo que (Constantino) llegara a ser el amo absoluto de todo el Imperio Romano (Oriente y Occidente). La victoria de Constantino se convirtió también en la “victoria agridulce” del cristianismo pues al mezclarse con el paganismo ya no representaba el cristianismo genuino.
En la religión de la Roma Antigua, el Pontífice Máximo (latín Pontifex Maximus), era la autoridad religiosa máxima en el paganismo romano. Con el transcurso del tiempo, esa posición se fue inclinando hacia la política y cuando César Augusto (cuyo nombre completo en latín era: Caius, Julius, Caesar, Octavianus, Augustus), fue emperador (27 a.e.c. hasta 14 e.c.), logró que se aceptara su idea que el emperador al mismo tiempo era el Pontífice Maximo de la religión romana. Debido a esa práctica, cuando Constantino llegó a ser el emperador absoluto del Imperio Romano, también se consideró como Pontífice Máximo del paganismo y Pontífice Máximo del cristianismo. No consultó con nadie y nadie le cuestionó. Convocó el primer concilio de la iglesia para el año siguiente (325 e.c.) en Nicea, a fin tratar entre otras cosas, la definición de la naturaleza de Cristo. ¿Quién realmente dirigía el cristianismo? La respuesta es: El Emperador Romano.
La iglesia tiene como parte de la misión, proclamar el evangelio. En el cristianismo hay diferencia en el contenido del evangelio como lo predican los católicos-romanos, los ortodoxos-griegos, los protestantes-luteranos, los protestantes-calvinistas, o los protestantes-radicales. Mientras los católicos-romanos lograron convencer a sus feligreses que la salvación era mediante la virgen María y los santos, los ortodoxos-griegos afirmaron que la salvación era por gracia. Lutero promovió el concepto que la salvación era solo por la fe y la fe sola (Sola Fide). Calvino, (clérigo francés), enfatizó que no era solamente por fe como decía Lutero, y promovió el concepto de las cinco Solas: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fide, Solo Christus, Sola Dei Gloria. La reforma radical originada en Suiza e impulsada por Zwinglio no aceptó ni la definición de Lutero, ni la definición de Calvino.
Hoy dia, muchas de las iglesias cristianas no reconocen la misión original de Dios, pues creen que el Antiguo Testamento era el antiguo pacto y que era válido únicamente para los judíos. Afirman que el cristianismo se rige por el Nuevo Testamento (que ellos dicen es el nuevo pacto), y dan a entender que la salvación que fue difícil para los judíos, ahora es muy fácil para los cristianos dando una imagen incorrecta de Dios, pues los grandes principios de justicia y misericordia que rigen el reino de Dios no le permiten a Divinidad obrar con injusticia. No es verdad que Dios puso las cosas fáciles para los que viven en el Nuevo Testamento y difíciles para los que vivieron en el Antiguo Testamento, pues las leyes de Dios (toráh), nunca fueron establecidas como parámetros de salvación, sino como un código de ética o manual de conducta.No hay tal verdad de que ‘por gracia’ podemos vivir y hacer lo que queramos, y todavía Dios nos salvará. Dios desde un principio indicó cuál es el camino que se debe seguir: “Este es el camino, andad por él” Isa. 30:21.
El evangelio está fundamentado en Dios. Cuando la Escritura habla del ‘evangelio eterno’, se refiere a la buena nueva o buena noticia, que ha sido buena desde antes de la fundación del mundo: ¿Y cuál es esa buena noticia? Que Dios como un acto de justicia y misericordia, decidió enviar a Su Hijo a esta tierra como “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y dio a todo ser humano la oportunidad de recuperar la vida eterna siempre y cuando los hijos de Dios reconozcan, acepten y se sometan a la soberanía de Dios cumpliendo los requisitos de admisión. En esta forma Dios será el Dios de ellos, y ellos serán su pueblo. Por ello, serán clasificados en el juicio final en el grupo que recibirá el privilegio de vivir por la eternidad. Este juicio a las naciones incluye los que se dicen ser ateos y no creen en la existencia de Dios.
Nuestra misión no es participar en una competencia religiosa de ‘creencias y doctrinas’ donde las iglesias afirman a una voz: “Somos la iglesia verdadera”. El cristianismo tiene más de 44.000 denominaciones que y se basan en el siguiente razonamiento: 1. Tenemos la verdad, 2. Por lo tanto somos la iglesia verdadera, 3. Como somos la iglesia verdadera formamos parte del reino de Dios, y 4. Al formar parte del reino de Dios tenemos asegurada la salvación. Esta concatenación sería cierta si la primera declaración fuera verdadera. Cuando la primera afirmación no es verdadera, el resto del razonamiento se derrumba.
Nuestra proclamación debe estar centralizada en Dios! ¿Quién es Dios? ¿Por qué Dios hace lo que hace? ¿Cuál fue el problema de la rebelión contra Dios? ¿Cuál es el requerimiento de Dios para recuperar la vida eterna? Estas son preguntas esenciales que deben ser aclaradas en la mente de cristianos sinceros que anhelan vivir con Dios por la eternidad. Buscar respuestas a estas preguntas nos llevará a un estudio e investigación de la Palabra de Dios. La metodología de la evangelización basada en en presentar creencias y doctrinas refleja un énfasis eclesiocéntrico, donde lo importante es la ekklesía. El mensaje para este tiempo es: “Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado” Apoc. 14:7, y eso nos indica que nuestro énfasis debe estar centrado en Dios.
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