Debemos resaltar que cuando Dios (antes del diluvio) le comunicó a Noé la decisión de terminar con la vida de los seres humanos a fin de comenzar de nuevo, le dio instrucciones sobre la construcción del arca y le dijo: “Más estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tu, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.” Gen. 6:18. Después del diluvio Dios se comunicó con Noé y describió el pacto con la expresión pacto perpetuo. Gen. 9:16. La palabra perpetuo significa vitalicio, duradero, perenne, un sinónimo de pacto eterno que no tiene principio ni fin en la cadena del tiempo humano. 

La manera como nosotros medimos el tiempo se llama cronología y específicamente cronología bíblica. La cronología bíblica ubica los eventos desde la creación hasta el fin del mundo. Lo que ocurre antes de la fundación del mundo entra en la cronología divina que es un secreto que el Señor no ha revelado todavía. Por eso Dios dice “mi pacto” (no dijo nuestro pacto), porque todavía el hombre no existía. La cronología que hoy conocemos no es la misma que había en los tiempos del Antiguo Testamento (AT). 

La primera clasificación del tiempo aparece en Génesis cap. 1, donde se describe la semana en días de tarde y mañana que se identifican con números ordinales (primero, segundo, tercero, etc.) hasta terminar la semana con el séptimo dia, en el cual Dios descansó (heb Shabbat), lo bendijo (heb Barak), y lo santificó (heb Cadesh). Esto ocurrió hace más de seis mil años. Los Sumerios (Mesopotamia) se interesaron en la clasificación del tiempo y crearon el Calendario Sumerio basado en el ciclo lunar dividiendo el día en varias partes.

 Los babilonios también hicieron su contribución e idearon fragmentar el día en 24 horas y cada hora en 60 minutos. El calendario babilonio al igual que el sumerio seguía el ciclo lunar. El Calendario Griego utilizó el ciclo solar, siendo seguido por el Calendario Juliano (denominado así en honor de Julio César quien lo introdujo en el 46 a. e. c.) el cual rectificó el desfase que había al contar los años en 355 días clasificados en 10 meses por año, y ubicarlos en 365 días que era lo que tardaba la tierra en girar alrededor del sol, con 12 meses por año. El primer mes en el calendario romano era Martius (en honor del dios Marte-dios de la guerra).

En el año 321 e.c. Constantino el Grande implantó la semana de siete días copiada del Calendario Mesopotánico, y a los días se les dio nombres que honraban los planetas incluyendo el sol y la luna. Por decretó estableció el día domingo como dia de descanso para todos en el Imperio Romano. Así en el mismo día domingo (que era el día adoración en el paganismo) era ahora también el dia de adoración en el cristianismo, unificando a todo el imperio en el mismo dia. Esta decisión ignoraba la decisión y clasificación determinada por Dios más de cuatro mil años antes. La iglesia cristiana en el período de Pérgamo a través de los dirigentes religiosos no dijo una sola palabra y ha quedado esa práctica hasta el día de hoy.

En el siglo XVI (año 1.582) el papa Gregorio XIII ordenó una profunda revisión del calendario que había sido modificado por Julio César y por Constantino el Grande. Le encomendó esa tarea a Dionisio el Exiguo (el pequeño). Aunque bajo de estatura Dionisio era un monje muy preparado, erudito y matemático de origen bizantino (recordemos que el Imperio Romano tenía su sede en Roma, Italia y al dividirse en dos, la sede oriental se ubicó en la ciudad de Bizancio, Turquía). Así cuando se hace referencia al Imperio Bizantino, estamos hablando del Imperio Romano Oriental que se dirigía desde Bizancio que Constantino le cambió el nombre a Constantinopla, la actual Istambul en Turquía.

 Dionisio recomendó reorganizar la cronología dividiendo la historia en dos grandes secciones: La primera sección clasificaría todos los eventos que ocurrieron antes de la llegada del Mesías (gr.Cristós). En un trabajo arduo, calculó las fechas en forma descendiente desde la creación hasta el nacimiento de Jesús que debía ocurrir en el año cero (0). Luego en la segunda sección los eventos se fecharían en forma ascendente. Lamentablemente se descubrió que la fecha del nacimiento de Jesús no coincidía con el año cero, sino que ocurrió cuatro años antes. A pesar de esta falla, no se modificó la datación de los eventos.  

Las fechas que indican eventos antes del nacimiento de Cristo se identificaban a. C. Las fechas posteriores al nacimiento del Cristo se identificaban d. C. Para no tener un calendario civil y otro religioso se intentó utilizar el mismo calendario para lo civil y lo religioso que se identificaría como ‘era común’ (e.c.), Por ello, la identificación a. C. (antes de Cristo) que aparece en libros publicados antiguamente, ahora en las nuevas ediciones aparece a.e.c., (antes de la era común). Los eventos después de Cristo se identifican como e.c. (era común), eliminando la palabra Cristo para tranquilidad de judíos y musulmanes.

Como podemos ver, tenemos el privilegio de disfrutar hoy de una cronología mejor organizada y que es utilizada en muchos países del mundo. El desafío para el cristianismo se mantiene: Hay que seguir el proceso correcto de estudiar e investigar la Biblia, para poder llegar al objetivo de interpretarla correctamente. 

Con la invención de la imprenta y las traducciones de la Biblia otras lenguas, la Biblia se convirtió en un precioso tesoro que se debe interpretar correctamente. (Mayor información sobre: “Cómo Interpretar la Biblia” y “Cómo Estudiar la Biblia” en www.inter-religioso.com BIBLIA). 

Le invitamos a hacer su propia investigación para corroborar la información que se le provee. Estos artículos intentan ayudar a descubrir el propósito del libro o tema bíblico a fin de conocer la interpretación primaria o principal. Por lo tanto, no deben ser usados como artículos científicos o ensayos literarios, pues justamente tratamos de no usar lo términos técnicos propios de la academia. Pensamos más en orientar a la persona que tiene un conocimiento limitado de la historia, la filosofía, la filología pero quiere hallar en la Biblia las respuesta a sus preguntas.

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