IREMOS CON VOSOTROS-R

Cuando Dios dio la declaración de misión o declaración de propósito, ordenó también “Seréis santos, porque yo soy Santo” Lev. 11:44. Dios declaró que Israel no sería como las demás naciones. Israel sería un reino teocrático donde Dios sería el rey, una realidad, no una teoría. Por ello el pueblo de Israel debía seguir el camino de la santidad, pues al no hacerlo, tampoco se lograrían los frutos anhelados.

El camino de la santidad ilustrado didácticamente por medio del santuario en la experiencia del atrio, el lugar santo y el lugar santísimo, requería la incorporación de los principios y valores de Dios y sus indicaciones a través de: Mandamientos, Leyes, Estatutos, Decretos, y Ordenanzas que fueron dadas por medio de Moisés. Todo fue dicho, todo fue escrito.  El poder de Dios en la vida de los israelitas transformaría su conducta y su manera de vivir, de tal fo que las naciones podrían ver un pueblo diferente, saludable, alegre y próspero.

En el 520 a.e.c., después del cautiverio babilónico, Zacarías escribió: “Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sión y moraré en medio de Jerusalén…y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en verdad y en justicia.” Zac. 8:3-8. Las naciones vendrían a buscar a Jehová y dirían: “Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” Zac. 8:16-23. Ese testimonio ante las naciones generaría interés por conocer al Dios de Israel y los judíos tendrían la oportunidad de enseñar y proclamar al Dios verdadero.

Desafortunadamente las cosas no salieron como Dios indicó. Israel se desvió del rumbo y no dio los frutos que se esperaban. Cuando Dios no es el centro de la vida, los frutos no se producen. Ante esta realidad Dios tomó la decisión de transferir su reino: “A gente que produzca los frutos de él” Mat. 21:33-43. Así surgió el cristianismo, para lograr lo que Israel no había podido lograr.

Por esta razón, en el primer siglo de la era cristiana (e.c.), el judaísmo dejó de ser el pueblo especial y surgió el cristianismo para cumplir la misión original dada a Israel. El cristianismo debía, por lo tanto: 1. Aceptar la soberanía de Dios y permitir que Dios fuera Dios. 2. Debía lograr en el camino de la santidad la transformación del carácter. El testimonio se produciría automáticamente y las naciones vendrían a Jerusalén para conocer al Dios de Israel. Con este método centrípeto utilizado por Dios, se compartiría el conocimiento del Dios verdadero. 

Tristemente el cristianismo, al igual que el judaísmo, se desvió del camino trazado por Dios y tampoco dió los frutos esperados. El modelo centrífugo utilizado para el Nuevo Testamento a través de la ekklesía de ir a las naciones, en vez de esperar que las naciones vinieran, no anulaba ni reemplazaba la misión original. 

Las iglesias evangélicas y protestantes a principios del siglo XIX enfatizaron la gran comisión convirtiéndola en la misión de la iglesia porque interpretaron equivocadamente que el Antiguo Testamento era el antiguo pacto y era solo para los judíos. Esta afirmación no tiene una base bíblica ni una sustentación teológica. Dios no puede anular la misión original porque se estaría anulando a sí mismo.   

La evangelización se debe realizar brindando un conocimiento amplio sobre Dios. ¿Quién es Dios? ¿Por qué Dios hace lo que hace? ¿Por qué Dios da la impresión de no actuar en momentos difíciles? Primero es necesario identificar las 25 verdades sorprendentes acerca de Dios, antes de entrar a analizar las creencias y doctrinas de la ekklesía. En la evangelización no es fácil hablar de un Dios que no conozco; contestar preguntas sobre un problema que no entiendo; y exaltar una ética que no practico.

La escritora norteamericana E.G. White afirmó: “La religión de la Biblia no debe limitarse a lo contenido entre las tapas de un libro, ni entre las paredes de una iglesia…Debe de santificar la vida diaria…El propósito de Dios es glorificarse a sí mismo delante del mundo en su pueblo.” Servicio Cristiano, pag. 28. 

“El peligro que amenaza nuestra utilidad y que será nuestra ruina si no se lo descubre y se lo vence, es el egoísmo: Es el tener un concepto muy alto de nuestro planes, opiniones y labores, y actuar independientemente de nuestros hermanos. Consúltense, han sido las palabras que han repetido los ángeles una y otra vez.” E. G. White, Principios para Líderes Cristianos, pag. 49 (1881).

La gran comisión de predicar el evangelio forma parte de la misión original, pero no la sustituye ni la reemplaza. Si la ignoramos y no seguimos el camino de la santidad, no se transformará el carácter, y sin el carácter transformado no se producirán los frutos; estaremos desprovistos de las vestiduras blancas y desnudos ante la vista del cielo. Las personas desnudas no podrán entrar al reino de Dios. Y cuando Dios dice no, es no.

En España el Olmo es un árbol de tronco robusto que crece hasta 20 metros de altura. Abunda en España y se lo utiliza para brindar sombra y se usa su excelente madera. Hay un dicho popular que dice: “No se le pueden pedir peras al Olmo”.  Y no se le pueden pedir peras, porque el Olmo no produce peras, ni fue creado para producir peras. Dios diseña y da sus directrices y lo que debemos hacer es seguirlas.

¿Es sensato para el pueblo remanente seguir aceptando y declarando que la misión de la iglesia es la predicación del evangelio, cuando al mismo tiempo estamos ignorando la misión original dada por Dios? ¿Será que también nosotros le estamos pidiendo peras al Olmo?

 “Un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros es la mayor y más urgente de todas nuestras necesidades. Buscar esto debe ser nuestra primera tarea.”  E. G. White, Servicio Cristiano, pag. 45.

La serie de artículos sobre la Misión de la Iglesia la encuentra en www.inter-religioso.com Envíenos su opinión al correo a: nino@andrews.edu

“CONOCIENDO EL MUNDO DE LAS RELIGIONES Y LAS RELIGIONES EN EL MUNDO”

word: inter/magazine/mission/iremosconvosotros-r sp Revised Apr. 29, 2021

Leave a comment

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.