CÓMO ESTUDIAR LA BIBLIA-3

Imagínese usted lo difícil que fue para Moisés escribir los rollos en el desierto, o en la llanura que había al pie del Monte de Sinaí, bajo un intenso calor o un frío extremo que cala los huesos y esto, sin poder eludir las responsabilidades del día a día. Si escribir es una tarea difícil en nuestros días, hacerlo en los tiempos de Moisés (hace 3.500 años) era toda una proeza. En situaciones similares estuvieron los otros profetas que ejercieron ese ministerio porque Dios los llamó para ello. Así era como los sacerdotes instruían al pueblo.  

La autora norteamericana E. G. White comenta en referencia a este tema que: “Los sacerdotes y los fariseos creían que estaban haciendo grandes cosas como maestros, colocando sus propias interpretaciones por encima de la Palabra de Dios; pero Cristo dijo de ellos ‘Ignoráis las Escrituras y el poder de Dios’ Mat. 12:24. Los declaró culpables de enseñar ‘como doctrinas, mandamientos de hombres’ Mat. 7:7. Aunque ellos eran los maestros de los oráculo divinos, aunque se suponía que entendían la Palabra, no eran hacedores de la misma. Satanás había cegado sus ojos, de tal manera que ni siquiera podían comprender su verdadera importancia.” E. G. White, Palabras de Vida del Grn Maestro (PVGM), pág. 84.1 (punto uno significa al principio de la página)

Por ello el consejo de Jesús dado a los sacerdotes no fue leer sino escudriñar. Ellos leían, pero no estudiaban las Escrituras; como resultado de esa falla se equivocaron en la interpretación correcta de las Escrituras y no supieron identificar la llegada del Mesías. Hay una diferencia entre leer (gr. anaginosko), y escudriñar (gr. ereunao). Escudriñar es buscar, profundizar, investigar. Al escudriñar se lee con cuidado, con atención, con un propósito en mente. “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi; y no queréis venir a mi para que tengais vida.” Juan 5:39,40.   

Por cerca de 1.500 años el cristianismo tampoco pudo leer ni estudiar las Escrituras por varias razones: 1. El índice de analfabetismo también era un obstáculo no solo en Europa o el Medio Oriente. 2. Las Escrituras estaban disponibles en hebreo, griego y latín; solamente quienes conocieran estos idiomas, podrían leer o estudiar. 3. Durante la Edad Media, el cristianismo occidental se convirtió en el catolicismo romano y difundió la idea que ‘solo la iglesia’ tenía la facultad de interpretar la Biblia. A pesar de ese discurso, la preparación de los sacerdotes se concentraba más en el estudio de la filosofía, la tradición, la liturgia y la Biblia no fue un asunto prioritario en el plan de estudios académicos. 4. El poner la Biblia disponible al pueblo requería enfrentar los costos de traducción, publicación y distribución de la Biblia.  

Reconocemos que la lectura de la Biblia ha traído inspiración y consuelo a miles de personas; sin embargo, con leerla, no es suficiente. Es necesario estudiarla. Para ello se requiere: 1. Conocer los tiempos en que ocurrieron los eventos (esto es cronología). 2. Ubicar los lugares (geografía). 3. Conocer el significado de las palabras utilizadas en el idioma original (filología). En pocas palabras, conocer el marco histórico, lingüístico y cultural relacionados con la narración. Los feligreses requieren instrucción en cuanto a cómo se debe estudiar: ¿Por dónde comenzar? ¿Qué vamos a investigar? Cuando Felipe le preguntó al eunuco etíope: ¿Entiendes lo que lees? La respuesta fue: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” Hech. 8:30,31. En el cristianismo se ha descuidado la instrucción sobre éste tópico.

Todas las instrucciones, leyes y enseñanzas de Dios que según los eruditos hebreos fueron 613, se pueden resumir en diez declaraciones que conocemos como la ley moral o los Diez Mandamientos. Se simplifican en dos declaraciones: “Amarás al Señor tu Dios…y amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mar. 12:28-31. Mateo añade que de estas dos declaraciones depende toda la ley (heb tora), y los profetas (heb nebi’im), que es la segunda sección de la Biblia hebrea.  Moisés resumió las instrucciones de Dios, cuando dijo: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? Deut. 10:12,13. 

Las secciones del Nuevo Testamento son cinco: 1. Los evangelios, 2. Las cartas Paulinas, 3. Las cartas generales, 4. Un libro histórico, y 5. Un libro Profético. La división de la Biblia en capítulos fue organizada entre 1150-1228 e.c. por el arzobispo inglés Stephen Langton, arzobispo católico romano de Canterbury, Inglaterra, quien estudió y enseñó teología en París. La subdivisión en versículos como la conocemos hoy se debe al impresor francés Robert Estienne realizada en 1553. Hoy tenemos la fortuna y el privilegio de tener traducciones de la Biblia en muchos idiomas, de modo que podemos leerla y estudiarla en nuestra propia lengua. 

Si en la investigación bíblica se sigue el procedimiento indicado, se llega a la interpretación correcta. Si no se sigue el proceso correcto, la conclusión no es verdadera. A menudo se utiliza el silogismo de Aristóteles que lo consideró fundamental en el conocimiento científico. El silogismo es el argumento por el cual dos juicios o premisas llevan a un nuevo juicio o nueva conclusión. Esto requiere que la primera premisa sea verdadera, y las subsiguientes también. Si la primera premisa no es verdadera, el procedimiento no concluye en una declaración verdadera. ¿Cómo puede ser posible que 44.000 denominaciones cristianas afirmen que son la iglesia verdadera? ¿Pueden 44.000 conceptos diferentes sobre la espiritualidad, la religión y la interpretación bíblica ser todos verdaderos? Cada uno debe averiguar por sí mismo para comprobar quién dice la verdad. Solo mediante el estudio y la investigación bíblica se obtendrá la interpretación correcta,

Se nos aconseja entonces que: “Debe haber estudio serio y diligente investigación. Las percepciones claras y exactas de la verdad no serán nunca la recompensa de la negligencia. Ninguna bendición terrenal puede ser obtenida sin esfuerzo arduo, paciente, y perseverante…Los que desean encontrar los tesoros de la verdad deben cavar en busca de ellos como el minero cava para hallar el tesoro escondido en la tierra. Ningún trabajo frío e indiferente será provechoso. Es esencial para los adultos y los jóvenes no solamente leer la Palabra de Dios, sino estudiarla con fervor y consagración, orando e investigando para hallar la verdad como tesoro escondido. E. G. White, Palabras de Vida del Maestro (PVGM), pág. 84.7

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“CONOCIENDO EL MUNDO DE LAS RELIGIONES, Y LAS RELIGIONES EN EL MUNDO”

Word: institute/magazine/howtustudy/cómoestudiar-5 sp                                                     Revised, Jun. 25, 2021

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