El libro Deuteronomio es importantísimo y debería ser, el primer libro de estudio para creyentes o seguidores de Dios por largo tiempo. Las razones son las siguientes: 1. Por la ventaja de ser un compendio, que selecciona y destaca lo más importante en los cuatro libros escritos por Moisés; Deuteronomio llega a ser el quinto libro de Moisés. Al mismo tiempo es un libro de lectura amena e interesante, pues allí no encontrará usted los detalles para la construcción del santuario ni las vestiduras sacerdotales, ni las genealogías. 2. Deuteronomio es importante porque describe el propósito de Dios al señalar cuál es el camino que conduce a Dios, y es, solo un camino, no más cuarenta y cuatro mil caminos, como es la oferta que hoy ofrece el cristianismo. 

Posteriormente se incluyó la segunda sección llamada: Profetas. Estos libros contienen los escritos proféticos de los siglos VIII, VII, VI, etc. Mientras que Deuteronomio tiene el propósito de señalar cuál es e Camino, la sección profética relata la experiencia de Israel como pueblo de Dios, intentando seguir el camino o y también qué sucedió cuando ignoraron el camino, además los profetas aclararon muchas cosas que los israelitas habían entendido mal. Al fallar el pueblo de Israel, el reino de Dios fue transferido del judaísmo al cristianismo (Mat. 21:43). Los profetas también advirtieron que el cristianismo enfrentaría las mismas dificultades que tuvo Israel.

Cada vez que nos aproximemos a la Biblia debemos conocer la sección que estamos investigando para ubicarla en el contexto histórico, lingüístico, cultural y político de la época correspondiente. Una vez que estamos en Deuteronomio, sabemos que esta sección describe el camino en que debemos andar y todo lo relacionado con ese camino. El siguiente paso es descubrir cuál es el problema. Es cuestión de lógica y ocurre a menudo en nuestro diario.

Observe que cuando consultamos a un profesional en el área automotriz, o un médico, o un plomero (para mencionar solo algunos casos), encontramos una variante que es permanente. En cada caso, esos profesionales lo primero que necesitan saber es: ¿Cuál es el Problema? Y una vez que se describe el problema, ellos se concentran en identificar ¿Dónde está el problema? De esta manera al saber cuál es el problema e identificar dónde está el problema, cada uno de esos profesionales podrán señalar cuál es la solución. De eso se trata, de encontrar la solución al problema; sea en el caso del cardiólogo que debe eliminar el obstáculo que impide que el flujo de sangre fluya través de las arterias, o del mecánico que encuentra que el problema del carro era cuestión de un sensor que debe ser reemplazado, o de un cable suelto o de una batería que ya no tiene carga, o del plomero que debe identificar la fuga de agua.

En cada caso, el objetivo o propósito es identificar cuál es el problema y dónde está ubicado. Así sucede (o debería suceder) con los que tienen la responsabilidad de estudiar la Biblia, pero ¿qué ocurre? Los predicadores y maestros de Biblia exaltan, destacan y señalan las bondades de las partes mencionadas, y finalmente los estudiantes de la Biblia no logran identificar cuál es el problema, dónde está ubicado, y cual es la solución. ¡Esto es importantísimo en el estudio y la enseñanza de la Biblia! He escuchado por el satélite a expositores de España, México, Colombia, Argentina y Estados Unidos, y encuentro que en ninguno de los casos se aclaró cuál fue el problema de Israel, y por qué no lograron aplicar la solución.

No fue el plan de Dios que las familias de Israel fueran las responsables de estudiar e interpretar la Biblia, como tampoco que las familias en el cristianismo tuvieran esa responsabilidad. Los dirigentes levitas eran los responsables estudiarla, interpretarla, y enseñarla. Hoy día, también son los dirigentes los responsables. En 1.517 e.c. cuando Martín Lutero propuso un diálogo para lograr armonizar lo que se enseñaba y lo que se practicaba, el papa de turno, León X – Giovanni di Lorenzo de Médici, no entendió la propuesta de Lutero y no supo como lidiar con esa situación. Los padres de Giovanni di Lorenzo influenciaron al papa Inocencio VII, para que nombrara a Giovanni cardenal de la Iglesia de Santa María cuando Giovanni di Lorenzo solo tenía 13 años. Por ello no fue admitido inmediatamente en el Sacro Colegio Cardenalicio, porque era menor de edad. El fue elegido papa León X en 1.513 .

Desde es 31 de octubre de 1.517 se propagó el interés de traducir e imprimir la Biblia a diferentes idiomas. Lutero y sus colegas olvidaron, que para estudiar e interpretar correctamente la Biblia, los teólogos requieren una preparación de varios años. ¿Cómo se entiende que el pueblo, sin la capacitación requerida, pueda interpretar correctamente la Biblia? Por otro lado, en el cristianismo se cree que leer y estudiar es la misma cosa y las personas leen saltando de un lado a otro creyendo que están estudiando, sin caer en cuenta el contexto.

Por ello debemos estudiar cuidadosamente el libro de Deuteronomio que indica cuál es el camino. El estudiante de la Biblia, que sigua el proceso correcto, (sin alterarlo), va a llegar a una misma interpretación. Véase el ejemplo sobre el día de reposo. El mundo evangélico y protestante dice que el sábado fue establecido en el Sinaí en 1.445 a.e.c. solo para los judíos. La Biblia en cambio describe que el séptimo día fue establecido como el día de reposo en la primera semana de la creación cuando no existían ni judíos, ni católicos, ni protestantes. ¿Nota la diferencia? La falla en la ubicación cronológica produjo una interpretación incorrecta, y hoy día, la mayoría del cristianismo adora a Dios en el día equivocado. 

No olvidemos entonces, que al estudiar o enseñar la Biblia debemos preguntarnos: ¿Cuál es el problema? ¿Cuál fue o es la solución?

“Las palabras que Dios dirigió al antiguo Israel encierran una solemne amonestación para la iglesia actual y sus dirigentes.” E. G. White, Palabras de Vida del Gran Maestro, pag. 251.4 (el punto 4 indica que lo encontrará un poco antes de la mitad de esa página).

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