Las diferentes denominaciones en el cristianismo se han dedicado a hacer proselitismo religioso y están más concentradas en el crecimiento propio que en seguir las indicaciones de Dios. No han caído en cuenta que la gran comisión de la predicación es solo un componente de la misión (o propósito) original dado a Israel, pero la predicación sola, ni es la misión, ni reemplazó a la misión original dada por Dios en el Monte de Sinaí que fue transferida al cristianismo como lo registra Mat. 21:43.
Desde el primer siglo e.c. el cristianismo cayó en la trampa del enemigo quien los distrajo del propósito que debían cumplir. Se inició con la crisis del arrianismo en el siglo II que confundió a la iglesia. Se empeoró en el siglo IV con Constantino El Grande, que era el ‘pontifex maximus’ del paganismo y que creyó que al apoyar el cristianismo sería también su ‘pontifex maximus’ y comenzó a intervenir en la iglesia. Finalmente durante la edad media, el cristianismo occidental (que ahora era e catolicismo romano), profundizó la desviación. El cristianismo se transformó en una verdadera babilonia (la palabra babel tiene una etimología clara y concisa; derivada del verbo hebreo ‘balbál’ que significa confundir). Por eso Dios invita a sus hijos: “Salid de ella pueblo mío.” Es decir, salid de Babilonia Apoc. 18:4, porque, lo válido, lo correcto y lo permanente es, lo que Dios indicó y ordenó. La ekklesía se estableció para cumplir el plan de Dios, no para modificarlo.
El juicio final divino, convoca a rendir cuentas a Dios a todos los seres humanos. No rendimos cuenta por agrupaciones, o familias, o iglesias, o denominaciones. El juicio es individual, e incluirá a todas las naciones de la tierra, independientemente si creen o no en Dios, o si aceptan o no las indicaciones de Dios. Compruébelo por usted mismo en Mat. 25:31-46. Esto no tiene que ver con la religión, sino con la relación personal con Dios. El pueblo de Israel (AT) así como la ekklesía (NT) tienen su lugar en el plan de Dios, pero no es el de reemplazar a Dios.
¿Cómo podemos contribuir en la solución del problema de Laodicea? Punto # 1. En primer lugar debemos aprender el proceso correcto para estudiar e investigar las Sagradas Escrituras, (investigar y leer son dos cosas diferentes aunque relacionadas). Si seguimos el proceso correcto en el estudio y la investigación, vamos a lograr interpretar correctamente. Recuerde que así lo hicimos cuando estudiamos álgebra en el colegio o la academia. En el estudio del álgebra, quien seguía el proceso correcto, lograba la respuesta correcta. Sucede igual en el estudio de la Biblia. Por ello surgen diferentes interpretaciones aunque se estudia el mismo texto bíblico. Así fue como llegó el cristianismo a una increíble fragmentación y división.
Punto # 2. En segundo lugar en la solución del problema de Laodicea, es comprender el propósito original de Dios para el pueblo de Israel, pues la falla del judaísmo en este aspecto, generó el establecimiento del cristianismo. El propósito (o misión) original dada por Dios en el Monte de Sinaí está registrado en Lev. 11:44,45. Dios les dijo: “Yo soy Jehová que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios”; aquí se está describiendo la soberanía de Dios. Israel debía reconocerla y debía aceptarla. Al aceptar la soberanía de Dios, automáticamente prevalecería la supremacía de Dios que incluye cinco cosas: Principios y Valores del reino de Dios así como sus Instrucciones acordes con el Plan universal de Dios y siguiendo los Métodos de Dios.
Acto seguido Dios ordenó: “Seréis, pues, santos, porque yo soy santo”. No fue una sugerencia, fue un mandato. Les estaba diciendo a los israelitas, por ende a los cristianos, que con el carácter contaminado por el pecado no podrían entrar al reino de Dios. Debían iniciar el proceso de santificación, algo necesario, urgente e imprescindible. Al no cumplir Israel con este propósito (o misión) original de Dios, los doce apóstoles formaron el núcleo de la ekklesía que asumían la responsabilidad de cumplir el propósito original y llevarlo a cabo.
El proceso de santificación transformaría el carácter y las vidas de los israelitas. Darían un testimonio permanente ante las naciones y generaría la oportunidad de compartir las buenas nuevas o evangelio eterno. Así lo registró Zacarías: “En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.” Zac. 8:21-23. Así el propósito original dado a Israel mediante el método ‘centrípeto’, generaría la oportunidad para que las naciones vinieran a Jerusalén para indagar sobre el Dios de Israel.
Cuando se transfirió el reino de Dios del judaísmo al cristianismo, lo primero que se transfirió fue el propósito (o misión) original dado a Israel que incluía la soberanía y la santificación. La gran comisión dada a los apóstoles, solo modificó el método centrípeto de compartir el evangelio eterno, y para aplicar el método centrífugo. En ambos casos se originarían igualmente en Jerusalén. De ninguna manera la gran comisión anuló ni reemplazó el propósito original de Dios. Lamentablemente, hoy día se enfatiza ‘la gran comisión’ como si fuera la misión original de Dios. Como resultado, la frialdad e indiferencia espiritual en Laodicea permea al cristianismo.
A mi juicio, reemplazar el propósito original es una falla grave en el cristianismo. Afirmar que la predicación es la misión de la iglesia, no tiene ni respaldo bíblico, ni sustentación teológica. ¿O es que alguien sabe dónde se registra que anulación de la soberanía de Dios y la eliminación del proceso de santificación? Cuando los dirigentes religiosos se concentran solo en predicación como está ocurriendo, se descuida o ignora el propósito (o misión) original y no se producen los frutos. Pregunto: ¿Qué diferencia entre un Israel que no produjo frutos y un cristianismo que no produce frutos? Los feligreses siempre han creído y confiado en las enseñanzas impartidas por sus dirigentes espirituales. Esta situación solo cambiará en Laodicea si ‘el ángel’ (o dirigente espiritual) tome en serio el mensaje y las indicaciones dadas por Dios en el mensaje a Laodicea.
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