La importancia de tener claridad en cuanto al destino final no se puede ignorar, es algo muy serio. Un ejemplo de ello es el Sistema de Posicionamiento Global (GPS por su sigla en inglés), que es un servicio que proporciona a los usuarios información sobre la posición en que se encuentran, la ruta más conveniente a seguir, y la tranquilidad de saber que podemos llegar al destino no importa cuán difícil sea la ruta. En algunos casos cuando no es posible utilizar este servicio, podemos estar cerca del destino, pero no llegar. Estar cerca no es lo mismo que llegar. Por eso resaltamos la importancia de definir el propósito que incluye el punto de origen y el punto de destino. 

Desde el primer artículo de esta serie enfatizamos que el cristianismo no puede ignorar el  propósito  Dios que lo llevó a establecer un pueblo especial como está registrado en Deut. 7:6-11. Este texto es una declaración de propósito, o declaración de misión. El Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado, pág. 681, edición del 2015, afirma que misión también es: “La obra que una persona o colectividad se sienten obligadas a realizar”. Así que una declaración de misión es lo mismo que una declaración de propósito.

Quien proyecta establecer una empresa u organización, tiene que determinar en primer lugar la razón de ser, porque no es lo mismo establecer una panadería que una zapatería. No es lo mismo establecer una institución universitaria, que una empresa automotriz. Una panadería se establece con el fin de producir pan, mientras que una zapatería tiene el propósito de fabricar zapatos. Al definir el propósito se define también los siguiente puntos: 

1. Personal técnico o especializado que se necesita. 2. Equipo que se requiere El equipo es diferente en cada caso, sea una panadería, o zapatería. 3. La declaración de propósito también indica elaborar un plan de acción a seguir. 4. Igualmente es necesario tener un plan de divulgación o publicidad para que las ventajas del producto sean conocidas. 5. Es necesario elaborar una estrategia que invite y motive a las personas a adquirir el producto.

 En lo relacionado con la vida espiritual y religiosa, es necesario comprender el propósito o misión original dado Israel; ese mismo propósito o misión fue el que se transfirió a la iglesia cristiana (ekklesía). No se anuló, ni se cambió el propósito original. Cuando organizó la iglesia apostólica, Jesús llamó a los doce apóstoles y es necesario destacar que no fueron doce sacerdotes, porque el sacerdocio no fue transferido al cristianismo. Como Israel no cumplió el propósito original, el Señor presentó las parábolas que están registradas en Mat. 21 y donde también dijo a los dirigentes judíos: “El reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.” Mat. 21:43.

Esta declaración de propósito fue dada en el Monte Sinaí a Israel cuando Dios dijo:, “Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.” (Lev. 11:45). Con esta declaración Dios afirmó:

1. Su soberanía como Dios, pues no venía a competir con otros dioses, porque Isaías en el siglo VIII les recordó las palabras de Dios: “Porque yo soy Dios, y no hay otro Dios.” Isa. 46:9,10. 

2. Israel sería un pueblo único y diferente de las demás naciones. Para lograrlo debían recorrer el camino de la santidad que generaría la transformación de los caracteres. “Seréis pues santos, porque yo soy santo” Lev. 11:45, no es un consejo ni una recomendación: ¡Es una orden! Israel tenía que comprender qué significa aceptar la soberanía de Dios. Los dirigentes debíanorientar y ayudar en el proceso de santificación, pero durante 1.500 años, el judaísmo ignoró y no llevó a la práctica las indicaciones de Dios. 

El cristianismo durante 2.000 años de historia, muestra una situación similar. Tampoco está representando a Dios, y está ignorando las indicaciones dadas en el Sinaí. Por ello, al no seguir las indicaciones dadas por Dios, ni reconocer la soberanía de Dios, no se está logrado la transformación del carácter a nivel corporativo y no se produciendo los frutos corporativamente. 

La hipótesis de investigación afirma que: “La declaración de propósito o declaración de misión dada por Dios en el Monte de Sinaí, es la misión original. No fue abolida, ni reemplazada por la gran comisión de predicar el evangelio”. Conclusión: Predicar el evangelio solo cumple en forma parcial el propósito de Dios.

Hagamos un análisis retrospectivo de la ley de: Causa y Efecto: 1. Israel perdió la representación del reino de Dios porque no dio los frutos esperados. 2. Los frutos se producen espontáneamente como resultado del proceso de santificación. 3. El proceso de santificación solo se inicia cuando se reconoce verdaderamente la soberanía de Dios que conduce a la supremacía divina. 4. Si se reconoce la soberanía divina, se puede solicitar la ayuda del Espíritu Santo, quién es único que tiene el poder para transformar al ser humano. 5. Dios solo concede el Espíritu Santo cuando ve que el corazón lo solicita con sinceridad. Las expresiones retóricas no son aceptables. Si el Espíritu Santo no es enviado, no se obtienen los frutos. ¿Comprendemos la secuencia?

La ekklesía, desde el Siglo XVIII se ha concentrado solo en la predicación del evangelio, y razona que al promover la gran comisión se está cumpliendo con la misión de la iglesia, pero esta es una verdad parcial. La gran comisión no anula el propósito original de Dios, porque no es posible anular la soberanía divina, ni el proceso de santificación ordenado en el Monte de Sinaí. Por esta situación, es que el mensaje a la iglesia en el período histórico de Laodicea, debe ser un imperativo al cual debe darse prioridad; pero… ¿Quién está  motivando, capacitando e inspirando al ‘ángel’? (El ángel simbólicamente es el dirigente religioso principal en cualquier nivel de la iglesia). 

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“CONOCIENDO EL MUNDO DE LAS RELIGIONES Y LAS RELIGIONES EN EL MUNDO”

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