Según el Dr. Earle E. Cairns (PhD), director del Departamento de Historia del Wheaton College, Illinois USA, para el año 33 e.c. la población de creyentes cristianos en Jerusalén era de 500 (1-Cor. 15:6). Este núcleo del cristianismo se extendió por el oriente y Africa, llegando la iglesia de Alejandría, a ser la iglesia más importante en Africa. Para el siglo III la población cristiana se estimó entre un 5% al 15% de la población total de Imperio Romano que oscilaba entre 50 a 75 millones. Earle E. Cairns, Christianity Through Centuries, 3ª. Edición, p.93.5 (el punto .5 se refiere a la mitad de la página 93).
Si tomamos como referencia solo el 10% de la población del imperio, estamos hablando que la población del cristianismo oscilaba entre 5 y 7.5 millones de cristianos, es decir un aumento de 10.000%. Hoy nos alegramos ante un aumento del 50% y un aumento del 100% es algo increíble. La iglesia apostólica logró un aumento del 10.000%. ¿Por qué la iglesia apostólica logró este resultado extraordinario? Por lo menos tres cosas debieron ocurrir.
Primero: Reconocieron que para cumplir con la gran comisión de predicar en todo el mundo necesitaban la ayuda de Dios. La experiencia de Saulo de Tarso en el camino a Damasco Hech. 9:1-6 nos ilustra lo que ocurrió. Había seguido fielmente lo que los dirigentes espirituales judíos le enseñaron; las instrucciones que los líderes dieron fueron erróneas en algunos casos, e incompletas en otros. En el camino a Damasco recibió la revelación correcta que ‘las cosas de Dios’ no pueden reemplazar y ubicarse por encima de Dios. Por ello, ni el santuario, ni el sábado, ni la liturgia, ni la torah podían reemplazar a Dios.
En contraste con esa experiencia del primer siglo la situación es diferente según comentó E.G. White en 1.893: “Es una solemne declaración la que hago a la iglesia: ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal…El fin está cerca, se aproxima silenciosamente como ladrón en la noche para los que duermen desprevenidos y sin preparación.” Servicio Cristiano, pág. 45.1
Segundo: La relación con Dios era genuina. Siempre debe ser así, porque Dios no quiere, ni puede, obligar a alguien a seguir un camino que esa persona no quiere seguir. Tercero: Cuando ocurre lo primero y lo segundo, el resultado es automático y espontáneo. La experiencia de Saulo en el camino a Damasco lo convirtió de un hombre piadoso, fiel y defensor de la fe judía, en el defensor del Dios verdadero y del Mesías revelado en la persona de Jesús quien dijo: “Y será predicado este evangelio (gr. euaggelio) en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mat. 24:14.
Veamos ahora el contexto histórico de este primer siglo de la era cristiana (e.c.), y cómo Dios facilitó la expansión del cristianismo y la proclamación de las ‘buena nuevas’ del reino de Dios gracias a los elementos positivos que se manifestaron en el Imperio Romano.
- El Imperio Romano tenía un territorio extenso en Asia Menor y en la Cuenca del Mediterráneo, y se propuso lograr la unidad en todo el imperio dentro del respeto promoviendo la ley, el orden y la justicia. Bajo la ley Religio Licita (Religión Autorizada), se permitía que todos los territorios subyugados que pertenecían al imperio pudieran mantener su religión siempre y cuando no constituyera una amenaza para el imperio. El cristianismo fue considerado una secta más del judaísmo, junto con los saduceos, fariseos y judíos ortodoxos.
- Roma desarrolló un excelente sistema de caminos. Se decía que ‘todos los caminos conducen a Roma’. Esto facilitó la proclamación del evangelio.
- El Imperio Romano tenía un poderoso ejército que garantizaba la paz las poblaciones de su territorio. Además, el Imperio Romano tenía una estructura organizativa admirable y superior a cualquier nación tanto en lo civil como en lo militar. Esto sirvió de modelo cuando el cristianismo tuvo que establecer su propia estructura organizativa ante el aumento de iglesias y feligresía. A la vez, el triunfo del Imperio Romano dejó en claro que los dioses de imperio fueron más fuertes que los dioses de las religiones según la creencia de ese tiempo. Por esa razón la desconfianza en el politeísmo aumentó y la confianza disminuyó.
- Un evangelio con una comisión universal de predicar en todo el mundo necesitaba también un idioma universal. El griego koiné (común) que era mucho más fácil de entender que el griego clásico, fue la solución.
- La filosofía griega que había incrementado la confianza del ser humano en sí mismo hizo que todo girara alrededor de sí mismo. El cristianismo proclamó el altruismo donde todo se centraba en el Alter (el otro). El cristianismo afirmó que los problemas del ser humano surgen por su concentración en sí mismos y proclamó (contrario a lo que se creía), que no existían otros dioses (politeísmo), sino un solo Dios (monoteísmo), que vino a la tierra a demostrar Su interés en solucionar los problemas de los seres humanos. Ese Dios único del cristianismo, el Yaweh o Jehová del judaísmo, era una oferta mejor que la del politeísmo de las naciones.
Por lo hemos visto y tomando en cuenta la situación actdual “Un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros es la mayor y más urgente de todas nuestras necesidades. Buscar esto debe ser nuestra primera tarea. E.G. White, Servicio Cristiano, pág. 45.8 (Review and Herald 22 de marzo de 1887)
** Estos artículos se preparan para un público de diferentes denominaciones cristianas basados en la Biblia, que no es ni católica ni protestante. Los libros sagrados entregados al pueblo de Israel, y que son un patrimonio de la humanidadconstituyen la guía segura.
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“CONOCIENDO EL MUNDO DE LAS RELIGIONES, Y LAS RELIGIONES EN EL MUNDO”
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