Por Mario Niño, DMin.
En el artículo anterior mencionamos que la Unidad es un mito cuando nos referimos al cristianismo, pues el cristianismo presenta una exagerada división de criterios que se contradicen y se convierte en una verguenza cuando analizamos el panorama de las religiones en el mundo. Pero ¿qué en cuanto a nuestra iglesia? La Unidad en la Iglesia es un tema importante, candente y necesario, pues la Unidad en la iglesia se convertió en un desafío para los hijos de Dios que viven en el siglo XXI, y en una cultura religiosa que hace frente a una iglesia afectada por el “Síndrome de Laodicea” donde se afirma ‘soy rico, me he enriquecido y de ninguna cosa tengo necesidad’ Apoc. 3:17.
Si comparamos los 1.500 años del judaísmo con los 2.000 años del cristianismo, encontramos una realidad: El pueblo de Dios del Antiguo Testamento (AT) y del Nuevo Testamento (NT) nunca pudo mantener la unidad en sus filas. ¿Cuál fue la razón? Fallaron en su conexión con la Fuente que produce la unidad, que en el AT señalaba a YHWH (Yaveh/Jehová), y que en NT se identifica con el Xristós (Cristo) es decir, la importancia y supremacía de la Divinidad en la vida de los hijos de Dios. Entendemos ahora por qué la fórmula para corregir el síndrome de frialdad e indiferencia espiritual comienza diciendo: “Te aconsejo que de Mi, compres oro. Ese Mi, es una referencia a la Divinidad.
Al analizar el tópico “Cuando Surgen los Conflictos” en la Guía de Estudio de la Biblia del ultimo trimestre del 2018, se mencionan factores que generaron conflictos en el primer siglo de la iglesia, como por ejemplo el crecimiento de la iglesia, la exigencia de la circuncisión a los creyentes gentiles, el olvidar seguir cuidadosamente las indicaciones de Dios estableciendo tradiciones humanas; finalmente el reconocer el centro de análisis de conflictos y los acuerdos finales del Concilio de Jerusalén.
La pluma inspirada hace el siguiente comentario en referencia a la iglesia del primer siglo: “Cuando se suscitaban disensiones en alguna iglesia local, como ocurrió después en Antioquía y otras partes, y los fieles no lograban avenirse (entenderse), no se consentía en que la cuestión dividiese a la iglesia, sino que se la sometía a un concilio general de todos los fieles, constituídos por delegados de las diversas iglesias locales con los apóstoles y los ancianos en funciones de gran responsabilidad….Dios no es Dios de disensión sino de paz…y quiere que hoy día se observe orden y sistema en la conducta de la iglesia, lo mismo que en tiempos antiguos.” E.G. White, Los Hechos de los Apóstoles, Cap. 9 pps. 78-80 (al final del capítulo titulado Los Siete Diáconos).
Que se observe orden y sistema en la conducta de la iglesia, fue la instrucción dada a la iglesia apostólica -y no que cada dirigente quiera establecer su propia agenda como la agenda eclesiástica a realizar. Para lograrlo, necesitamos conocer cómo se originó la organización y la estructura administrativa que hoy tenemos. Por ejemplo, en 1852 antes de organización formal de la Iglesia Adventista, los pioneros organizaron la Escuela Sabática, (las iglesias protestantes tenían su Escuela Dominical). Fue Jaime White quien preparó una serie de lecciones para niños y otra para jóvenes las cuales se publicaban en el Youth Instructor. El propósito era estudiar la Biblia a fin de ampliar y consolidar el conocimiento acerca de Dios por medio de las Sagradas Escrituras y ese objetivo es válido pues la misma necesidad existe en nuestros dias.
En cuanto a la organización y la estructura administrativa, la Asociación de Míchigan fue organizada del 4-6 de Oct. 1861 y eligieron a Joseph Bates como presidente y Urías Smith como secretario. Luego se organizaron otras asociaciones y el 21 de mayo, 1863, se organizó la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. La asociación local dirigía y coordinaba la obra en las iglesias dentro del territorio asignado. La Asociación General dirigía y coordinaba las asociaciones locales. Con este modelo fueron surgiendo entes que promovían la escuela sabática, la educación, la salud, las publicaciones y las misiones en el extranjero. A medida que iban creciendo, se tornaron más complejas, y empezaron a funcionar con mayor autonomía e independencia que generaron ciertas dificultades.
En el congreso de la Asociación General de 1901 y ante el crecimiento de la iglesia, se aprobó una re-organización que comprendía: El establecimiento del nivel de unión-asociación y de unión-misión en todo el mundo. Así mismo las organizaciones que promovían la escuela sabática, la educación, la obra médica, la libertad religiosa y la obra de publicaciones entre otras, se convertirían en departamentos de la Asociación General. A partir de este año, la iglesia contaba solo con cuatro niveles en su estructura organizativa: 1. La iglesia local, 2. la asociación local, 3. la unión y 4. la Asociación General.
En el Congreso de la Asociación General realizado el 21 de mayo de 1913 se creyó necesario el establecimiento de Divisiones de la Asociación General con el fin de darle agilidad a la obra en Australia, Europa y Asia, sirviendo como una unidad intermedia entre la Unión y la Asociación General. Este acuerdo fue rectificado en 1918 quedando las Divisiones en todo el mundo como secciones de la Asociación General, y no como un nivel independiente y autónomo. Lamentablemente en algunas regiones del mundo hay Divisiones que quieren mantener el criterio de 1913, y operar como unidades independientes que desconocen, ignoran y cuestionan los acuerdos de la Asociación General que es el ‘centro final para la resolución de conflictos’ en la Iglesia Adventista.
En el judaísmo, fueron mayormente los sacerdotes los que tenían las Escrituras y quienes le fallaron a Dios y tomaron un camino diferente al indicado por Dios. Dieron prioridad a las cosas de Dios, y descuidaron la sumisión al Dios que había establecido esas cosas sagradas. ¿Resultados? El pueblo salió perjudicado y se fracturó la unidad, la armonía y el compañerismo. Dios vió la necesidad de transsferir el reino de Dios del judaísmo al cristianismo. Desafortunadamente en el modelo de la ekklesía (que era fácil de aplicar), muchos dirigentes religiosos a medida que se afianzaban en su posición se convirtieron en generadores de divisiones internas. Surgieron las agendas personales que compiten a nivel de la iglesia local por obtener la prioridad y la agenda de Dios queda a un lado. ¿Cómo queda el propósito original por el cual Dios organizó un pueblo especial? Deut. 7:6-11.
¿Hay solución para la falta de unidad? Si! Re-establecer la conexión con la Fuente que produce la unidad, y dar prioridad a Dios y a las instrucciones de Dios. No es fácil porque a menudo estamos tan ocupados en la iglesia de Dios, que no nos alcanza el tiempo para dar atención adecuada al Dios de la iglesia. No olvidemos que promover un reavivamiento-espiritual es muy diferente a promover un entretenimiento-espiritual. Recordemos las palabras del Señor cuando a través del profeta dijo: “Paraos en los caminos y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él…” Jer. 6:16.
- “Un reavivamiento de la piedad entre nosotros es la mas grande y urgente necesidad entre nosotros. Buscar esto debería ser nuestro primer trabajo.” The Review and Herald, March 22, 1887. (Servicio Cristiano, pag. 54).
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Pastor, gracias por este articulo.
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Gracias por su mensaje. Toda la serie sobre la Unidad en la Iglesia le ayudará aún más. Me gustaría saber desde dónde me escribe y cuál es su responsabilidad actual.
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