Por Mario Niño, DMin.

Los mensajes de advertencia dados por Dios en el libro de Daniel se pueden entender mejor cuando incorporamos el marco de referencia histórico, político y literario. Fácilmente podemos distraernos en los temas o sub-temas relacionados como: Las ventajas de una dieta vegetariana, la importancia del dominio propio, el recuento histórico sobre surgimiento y caída de los imperios, el foso de los leones, el cuerno pequeño, o la profecía de los 2.300 días, pero…ese no fue el propósito por lo revelado a Daniel. La pregunta clave de investigación que debemos considerar es: ¿Por qué ocurrió el exilio?

Para encontrar la respuesta a esta pregunta debemos entender que “Dios estableció un solo pueblo”. Moisés lo describió así: “Porque tu eres un pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.” Deut. 7:6. Empezando desde cero con el llamado de Abram en 1.950 a.e.c. Dios estableció una nación que llegó a ser conocida como ‘el pueblo de Israel’. El plan señalaba que Israel sería una nación teocrática, es decir, sería dirigida y gobernada directamente por Dios y no por reyes.

Lamentablemente el pueblo quiso ser “como las demás naciones” y pidió un rey. Después de tres períodos de cuarenta años de los reinados de Saúl, David y Salomón, Israel se dividió en dos reinos identificados como el Reino de Israel (al norte) y el Reino de Judá (al sur). Con los reyes, las cosas iniciaban bien pero generalmente terminaban mal en la mayoría de los casos, y esta situación llegó al extremo con el rey Menasseh ben Hizqiyah conocido como el rey Manasés quién nació en Jerusalén en el año 709 a.e.c. y murió en el 643 a.e.c. Fue el reinado más largo de todos los reyes, y llegó a ser rey a la edad de doce (12) años, gobernando por cincuenta y cinco (55) años, esto es, más de medio siglo.

El relato bíblico registra que: “Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas, diciendo: Por cuanto Manasés, rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos; por tanto, así ha dicho Jehová el Dios de Israel: He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos…y lo entregaré en manos de sus enemigos.” 2 Rey. 21:10-14. Para esa fecha solo existía el Reino de Judá, pues el Reino de Israel fue llevado en cautiverio por los Asirios en el año 722 a.e.c. es decir, trece años antes de que naciera Manasés.

¿Por qué entonces ocurrió el exilio? Por la rebelión del Reino de Israel y cien años después, por la rebelión del Reino de Judá, “Porque resueltamente se rebelaron contra mi la casa de Israel y la casa de Judá.”  Jer. 5:11. Así que el propósito por el cual se organizó un pueblo especial no se pudo cumplir, porque tanto reyes, como sacerdotes, jueces y profetas…tenían su propia agenda que desconoció la agenda de Dios. La comisión de eruditos que asesoran la publicación de la Guía de Estudio de la Biblia de la Asociación General comenta sobre el contexto de Daniel lo siguiente:

1. “El exilio no ocurrió como un incidente inesperado, desencadenado por el poder de Babilonia, o como una decisión arbitraria de Dios. De hecho, varios profetas ya le habían advertido al pueblo de Dios que, a menos que se arrepintiera de sus pecados y volviera al Pacto, serían castigados por fuerzas extranjeras que destruirían el Templo y lo llevarían cautivo a una tierra extraña.”  Guía de Estudio de la Biblia, I-Trimestre 2020, pág. 23,24 en la edición para maestros (page 25 Teachers Edition).

Si observamos con cuidado, las fallas del Reino de Israel y del Reino Judá se sintetizan en dos puntos: 1. Fallaron en seguir el camino de santidad, y 2. Fallaron en reconocer y aceptar el Pacto de Dios. ¿Acaso se observa alguna coincidencia con el cristianismo de hoy en el período de Laodicea? Efectivamente, el cristianismo en nuestros días está fallando en los mismos puntos, y los dirigentes religiosos piensan que esta situación no tiene nada que ver con ellos. Curioso, ¿verdad?

“Los ministros de Cristo son los guardianes espirituales de la gente confiada a su cuidado.” E.G. White “Obreros Evangélicos, pag. 14. (Gospel Workers, page 14) “Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades.” Id. Obreros Evangélicos, pag. 17 (Gospel Workers, pag. 17).

En nuestros días ¿Qué es lo que obstaculiza el reavivamiento espiritual en Laodicea? ¿Por qué el reavivamiento se ha convertido en solo una referencia retórica? Los mensajes a las siete iglesias tenían un destino específico: El ángel.  El ángel hace referencia a los dirigentes religiosos que fueron llamados específicamente por Dios para cumplir un ministerio como apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Efe. 4:11 El ‘ángel’ debe ocuparse en seguir las instrucciones de Dios. Si las agendas eclesiásticas o personales relegan a Dios a un segundo plano, lo que se debe hacer es reorganizar las prioridades para atender primero lo que es primero, y lo primero es Dios con sus principios, valores e instrucciones dados por medio de Moisés.

Recuerde lo que la iglesia necesita en nuestros días no es un “Programa de Entretenimiento Espiritual” con luces, cámaras, acción, sino un Programa de Reavivamiento Espiritual, pues: “Un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros es la mayor y más urgente de todas nuestras necesidades. El buscar esto debe ser nuestro primer trabajo.” E.G. White, Review and Herald, 22 de marzo 1887, S.C. p. 53. Lo más defícil de entender es: “debe ser nuestro primer trabajo”.

“Dios quiere valerse de los que están dispuestos a servirle. No es la obra de los más brillantes ni de los más talentosos la que da los mayores resultados ni los más duraderos. Se necesitan hombres y mujeres que hayan oído el mensaje del Cielo. Los más eficientes son los que responden al llamamiento: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi.” Mat. 11:29. E. G. White, Ministerio de Curación, pag. 108.5

En conclusión: Debemos aprender las lecciones del pasado y reconocer que cuando Dios habla e instruye a través de sus profetas, está hablando para tomar con seriedad la Palabra de Dios. Cuando le dijo a la Iglesia de Éfeso que su problema consistía en la pérdida del primer amor, le estaba indicando que debían poner manos a la obra, analizar cómo ocurrió esa pérdida y lo más importante, ¿Cómo se puede recuperar?

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