Por Mario Niño – DMin.

Debemos enfatizar que el modelo escogido por Dios para aplicarlo en el Nuevo Testamento (NT), no fue el mismo modelo establecido para el pueblo de Israel. En el artículo anterior señalamos las diferencias y modificaciones. En el Antiguo Testamento (AT) Dios estableció una nación que sería teocrática, es decir, dirigida y gobernada por Dios. Israel alteró ese plan y en su lugar surgieron dos reinos: El reino de Israel y el reino de Judá. ¿Resultados? Ese plan no funcionó. Moraleja: A Dios no hay que perfeccionarle Sus planes porque son perfectos. Lo correcto es llevar a cabo cada plan como Él lo indica.

La transferencia se realizó, de un judaísmo que llevaba 1.500 años, (pero que se desvió de su rumbo original), a un cristianismo que apenas iniciaba su recorrido. El problema con los desvíos es que cada paso que se da supuestamente “hacia delante” lo que hace es alejarnos más y más del camino señalado por Dios. Lamentablemente el cristianismo comenzó bien y se mantuvo así por 50 años pero al final del primer siglo experimentó un descenso desastroso pues perdió el primer amor y facilitó posteriormente el desvío del plan original. 

Después de mil años el cristianismo oriental se convirtió en la Iglesia Ortodoxa Griega (El término ‘griego o griega’ hace referencia al idioma oficial y no a un país). El cristianismo occidental se convirtió en la Iglesia Católica Romana y el latín fue su idioma oficial. Había en el cristianismo una ‘aparente unidad’ que en la realidad no existía porque oriente y occidente eran muy diferentes en su manera de pensar, en su cultura, y en su filosofía. El cristianismo oriental adoptó el sistema sacerdotal, un sistema que no se transfirió al cristianismo.

El occidente también adoptó el sistema sacerdotal pero además de ello, en 1929 el Vaticano aceptó el Pacto de Letrán entre la santa sede y el gobierno de Italia. Benito Mussolini, primer ministro de Italia (1922-1943), ofreció donar el área utilizada como sede del catolicismo para convertirla en el Estado del Vaticano. En esta forma el Vaticano llegó a ser un estado, aunque no es un estado; se reconoció como país, aunque no es un país; se clasificó como un distrito de Roma, aunque no es un distrito de Roma. Se ignoraron las instrucciones de Dios.

Ante este panorama no muy favorable para el cristianismo nos corresponde investigar en las Sagradas Escrituras las instrucciones de Dios aclarando que esas escrituras no son ni católicas ni protestantes. Se denominaron así por las editoriales que las publicaron La Biblia “católica” tiene además varios libros que no son reconocidos como libros sagrados sino como literatura de la época. Es necesario saber cómo estudiar la Biblia para poder interpretarla.

Algunas cosas se transfirieron del judaísmo al cristianismo sin modificaciones como: Los principios, valores,privilegios, responsabilidades, propósitos y requerimientos de Dios. Prestemos atención en primer lugar al propósito o los propósitos de Dios para Israel y a través de Israel, porque esos propósitos que no se alcanzaron con Israel, Dios espera que se alcancen con el cristianismo. 

“El propósito de Dios era impartir ricas bendiciones a todo el mundo mediante la nación judía. Por medio de Israel había de prepararse el camino para la difusión de su luz a todo el mundo. Las naciones de la tierra, al seguir prácticas corruptas, habían perdido el conocimiento de Dios…(y Dios) quería que los principios revelados por medio de su pueblo fueran los medios de restaurar la imagen moral de Dios en el mundo.” E. G. White, Palabras de Vida del Gran Maestro (PVGM), p. 233.4

“El plan de redención tenía un propósito todavía más amplio y profundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra solo por este motivo; no vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo acatasen la ley de Dios como debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter de Dios ante el universo.” E. G. White, Reflejemos a Jesús, p. 42 párrafo 3.

Por eso el Señor le comunicó al pueblo de Israel en el Monte del Sinaí que su objetivo diario era recorrer el camino la santidad. Él les dijo: “Seréis, pues santos, porque yo soy santo.” Lev. 11:45. Al seguir el camino de la santidad ilustrado a través del santuario terrenal se lograrían dos objetivos: 1. Las naciones del mundo podían ver la diferencia entre el único Dios, el verdadero Dios Jehová y los dioses falsos que en realidad no existían. 2. La transformación del carácter en Israel los haría idóneos para vivir en el reino de Dios. Así se salvaban las naciones e Israel también se salvaba. 

Al no seguir las indicaciones de Dios, se exponían a perder tanto las naciones como Israel. Hoy día, por no tener claridad en cuanto a los propósitos de Dios, el cristianismo ha tomado la gran comisión “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo.” Mar. 16:15,16, y la ha convertido en la misión de la iglesia. El propósito de la iglesia (o misión de la iglesia) es una cosa y la gran comisión es otra cosa que está relacionada e incluida en la misión. Tan importante es la una, como la otra. 

Por no comprender este asunto tan importante, el cristianismo coloca su énfasis y sus esfuerzos mayormente en la predicación y mide sus éxitos por lo resultados visibles de la predicación, ignorando el propósito y los requerimientos de Dios en cuanto al objetivo de lograr la transformación de caracteres en la vida de los creyentes. 

E.G. White dijo: “Debemos tener fervor para asegurar nuestra propia salvación y para salvar a otros.” Testimonios para la iglesia t. 1 p. 118.9 Es urgente reorganizar y reorientar las actividades, programas y proyectos de la iglesia en función del verdadero propósito de la iglesia o de lo contrario podrían llegar al cielo ‘los otros’ sin nosotros.

Para comentarios o preguntas dirija su correo a:  nino@andrews.edu No se pierda el siguiente artículo de la serie “Del judaísmo al cristianismo-5” en la página web: www.inter-religioso.com